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¿ES NECESARIO TENER UN COCHE POTENTE PARA DIVERTIRSE CONDUCIENDO?



En el mercado actual hablar de un coche deportivo es sinónimo de tener, como mínimo, cerca de 200 CV, y algunos compactos actuales superan con creces los 300 CV, cifras que hace años sólo estaban al alcance de los vehículos más representativos. ¿Pero realmente es necesario toda esa potencia para disfrutar de la conducción?


Si como un servidor, te falta poco para enfrentarte a la crisis de los 40, es posible que seas de esos que piensa que hoy en día no existen coches tan divertidos de conducir como aquellos compactos deportivos de los años 80 o 90. Y es que es pensar en el Peugeot 205 GTI, el Renault 5 GT-Turbo, Opel Kaddet GSI, Golf GTI MKII, o los posteriores Clio Willimas, Saxo VTS y Civic VTI, por citar algunos ejemplos, y a todos se nos empieza a caer la baba mientras esbozamos una sonrisa.

Hoy en día los compactos de ahora son muy diferentes a estos juguetes. Para empezar, la potencia duplica o casi triplica a la de sus predecesores, pero también hay que destacar que son vehículos bastantes más pesados, rondando en algunos casos la tonelada y media. Lo que nadie duda es que son vehículos que no sólo son capaces de que te tachen de criminal del asfalto si te atreves a mantener el pedal a fondo durante 5 segundos, sino que también son cómodos, espaciosos, fáciles de conducir gracias a su electrónica, y seguros en caso de que sufras un accidente.


¿A dónde quiero llegar con todo esto? Tranquilo, no quiero soltar una paparruchada nostálgica alegando qué bonitos eran los tiempos de antes gritando a los cuatro vientos que los deportivos de antaño son mejores que los de ahora, ni viceversa. Internet ya está plagada de artículos así, y más que nada porque no he tenido la suerte de conducir uno de estos diablillos de finales del siglo XX, ni tampoco un compacto radical actual. Pero todo esto si me hace plantearme unas cuantas preguntas: ¿Realmente el concepto de diversión al volante es exclusivo de su relación con la velocidad? ¿Hacen falta más de 300 CV para sentir que vas rápido, o puedes disfrutar con un coche de 100 o 120 CV?

LA POTENCIA VENDE MÁS


Imaginemos la conversación típica de un bar entre dos amigos, y uno de ellos acaba de comprarse un deportivo ¿Qué dato del coche crees que es el primero que dirá? Exacto, su potencia, y en este aspecto mola mucho más decir eso de "tiene 300 CV" que decir "tiene 200 CV". Después, vendrá lo típico de "acelera de 0 a 100 en X segundos, y alcanza 250 km/h de velocidad punta porque está limitado electrónicamente". Y salvo que sean unos quemadillos del motor, elementos como el peso o la agilidad quedarán en un segundo plano para pasar al equipamiento.

Sinceramente, todavía me resulta extraño que el comprador normal de un coche, alguien que lo ve meramente como un medio de transporte, esté ya acostumbrado a que se le hablen de cifras para un coche del día a día que ronda entre los 120 y los 180 CV. Gran culpa de este hecho ha sido el constante crecimiento en el tamaño de los vehículos y el cada vez mayor equipamiento de los mismos, lo que se ha traducido en un incremento de los pesos (no olvidemos que la anterior generación del Opel Astra medía más de 4,40 metros de longitud y pesaba sobre 1.500 kg)

Y tras un largo periodo bastante aburrido en el que parecía que los deportivos estaban condenados al extermino, comenzó esa guerra de los compactos radicales en el que los fabricantes tomaron el camino fácil, por así decirlo, para seguir ofreciendo vehículos con prestaciones deportivas a la vez que permitían a sus dueños no renunciar a la emoción de tener una Tablet en el tablero con sistema operativo Adroid: incrementar la potencia. Tanto ha sido este hecho, que a mi juicio se les ha ido ya de las manos, y compactos como el León Cupra, el Civic Type R, el Golf R, y el Focus RS, rondan o sobrepasan los 300 CV.


¿DIVERSIÓN = VELOCIDAD?


Pero paradójicamente, todo esto ocurre en medio de una época en donde la conducción deportiva está tachada de conducta criminal. ¿Resultado? Pues que puedes ir a la cárcel si te atreves apurar la tercera marcha en tu flamante Focus RS, o propiciar que el motor de tu León Cupra, más que ser un motor que le haga honor al nombre del coche se convierta en un gato gordo casero que apenas se mueve salvo para ir a comer porque no puedes pasar de 120 km/h, a no se que constantemente esté infringiendo las normas, o que alquiles un circuito.

¿Y qué significa esto? Te lo explicaré con un ejemplo. Hará más o menos un mes, mi mujer y yo nos pegamos una escapada con unos amigos a la sierra norte de Sevilla. Como es de imaginar, cuando nos aproximábamos a nuestro destino, la orografía de la carretera cambió por completo. Atrás quedó la aburrida autopista y posterior carretera nacional, para dar la bienvenida a una carretera estrecha, con multitud de curvas y cambios de rasante.

Mi mujer notó la sonrisa que comenzó a iluminar mi rostro y seguidamente dijo: "Ea, ya estamos en las carreteras que tanto le gustan a mi niño" Hasta ahí todo bien ¿Pero qué me dirías si te dijera que ese tramo lo hice con un Fiat Punto MK1 con motor atmosférico de gasolina de 60 CV? Seguro que pensarás, "buah, imposible divertirse". Pues sí, me divertí, y mucho. No voy a decir que fue una pasada porque tampoco pude ir como quisiera, ya que también iba con mi mujer y mi hijo, y no era plan de apurar marchas hasta el corte, pero si hubiese ido sólo, evidentemente hubiera estirado un poco más el motor. Pero a lo que iba, tras el viaje pensé "¿qué hubiera pasado si hubiera hecho este viaje con un hatchback radical moderno?" y empecé a comparar: "Tal vez, en esa recta que llegué a los 90 km/h pudiera haber llegado a 120 km/h, pero...¿me hubiese atrevido?"



Así que la conclusión fue la siguiente. Evidentemente, con un compacto deportivo hubiera ido más rápido, que digo más rápido, muchísimo más rápido, pero tal vez no tendría la sensación de que le he sacado mucho jugo al coche, mientras que con el Punto sé que le saqué bastante más, aunque me comedí, y creo que ahí es donde radica la diversión, en sacarle al vehículo todo el potencial que puedas, aunque éste sea escaso. No se trata de pasar lo más rápido posible, sino lo más rápido que el coche te permita, y recordando que se tratan de carreteras públicas, creo que es más seguro para todos que un coche tenga un límite de 40 km/h en una curva cerrada que de 60 km/h. Está claro que no habré sido el más rápido en pasar por ese tramo, ni mucho menos, pero sí te puedo asegurar que habré sido de los más felices.

Además, no contaba ni con ABS ni cualquier tipo de ayuda a la conducción que hiciera acto de presencia, sólo estábamos mi coche, y yo, tratando ambos de dar lo mejor que teníamos, pero conscientes en todo momento de que no soy ningún piloto, de que tengo limitaciones como conductor, y el coche recordando en todo momento que no es un deportivo. De haber tenido dichas ayudas en un hatchback radical,  ni por asomo las hubiera desconectado, y más tratándose de coches con similar potencia. porque de hacerlo estoy más que seguro que hubiera acabado en la cuneta. Entonces, ¿para qué quiero tanto si no lo voy a poder usar?

CONCLUSIÓN



El divertirse conduciendo es tan adictivo como tomar drogas: tenemos drogas blandas y drogas radicales. Comienzas con el alcohol y los porritos, los cuales te divierten, pero si los comienzas a tomar con regularidad, pronto quieres más, por lo que no dudas en pasar a la coca y demás. Y creo que éste es el problema; nos están vendiendo drogas muy duras para divertirnos al volante.

Y ciertamente, no creo que sea necesario llegar hasta estos extremos. Como he dicho al principio del post, recuerdo con cariño esos pequeños GTI que rondaban los 120 CV, pero que gracias a su bajo peso eran ágiles y rápidos (que no radicalmente rápidos). Coches destinados para quienes saben que la diversión al volante no es sólo velocidad, sino también una excelente puesta a punto, un motor alegre, y una dirección que te transmita todo lo que ocurre en el asfalto. Coches, hechos por y para quienes divertirse al volante, no ser el más rápido al volante, y nada más, porque la mayoría de los mortales no tendremos la suerte de poder divertirnos al volante todos los días.

Pero si eres de esos afortunados que pueden alquilar un circuito con regularidad, entonces sí que demandarás drogas más duras en el futuro, pero ahora, ciertamente, me daría mucho pánico encontrarme con alguien con las mismas limitaciones que las mías al volante conduciendo uno de estos compactos radicales mientras coge curvas lo más rápido que pueda con todos los controles de ayuda a la conducción desactivados.



Comentarios

  1. Tengo la misma opinión de tu respecto a este tema. Se han centrado en subir la potencia pero se han olvidado de hacer que conductor y coche sean solo uno. Habrá puesta a puntos magníficas, pero por lo que se lee estos compactos van sobre raíles y apenas te permiten jugar con el coche... Quizás deberían parar con las subidas de potencia y hacer que las direcciones sean más directas, que puedas decirle al coche por donde quieres ir, y lo haga sin necesidad de miles de ayudas electrónicas.

    Yo conduzco un Clio del año 2006 con 75CV y es bastante divertido en curva...Evidentemente no es un misil, pero te permite jugar con él. Te informa de lo que pasa debajo de las ruedas, y la dirección es directa, al mínimo gesto se mueve, no se siente "flotante" como en otros coches. Eso sí, si mi Clio es así, el Clio Sport 192 debe ser una pasada.

    Saludos.

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    1. Creo que tener uno de esos cochazos y no sacarle el jugo es como ser un futbolista profesional y sólo te permiten jugar pachangas en un parque. Vas de sobrado, pero acabas aburrido por no poder sacar todas tus virtudes.
      Un saludo ;)

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  2. Creo que es el eterno debate, coches modernos muy potentes y rapidos con todo tipo de gadgets y asistencias pero burgueses y "filtrados", contra autos clasicos inseguros y rudimentarios con un toque salvaje, tal vez como sale a relucir varias veces en tu post el equilibrio o punto intermedio entre racionaldidad y diversion al volante los ofrecieron los GTI en algun lugar entre las decadas de los 80 y 90.
    Para mi esto lo demuestra que en muchas competiciones locales oregionales, subidas, slaloms o regularidad muchos pilotos jovenes (y no tan jovenes) optan por estos modelos, estoy cansado de ver legiones de Golfs, 205, 309, E30 o E36, Clios ofreciendo mucha diversion tanto al repetable como a los mismos pilotos.
    Un saludo.

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    1. Usando un símil que creo que te gustará, creo que es como jugar a un videojuego de 16 bits. No son los mejores gráficos, ni realismo, pero si los comparas con los actuales a diversión no les tiene nada que envidiar.
      Un saludo;)

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  3. Somos humanos y a veces nos damos cuenta que te llega de sobra con lo poco que tienes...estás feliz y disfrutas el momento! Luego empiezas a soñar con lo mucho que puedes llegar a tener y te entristece mucho al no conseguirlo...una vez conseguido sueñas con otra cosa.. etc, es algo ciclico.
    Me ha gustado mucho tu articulo - es que el marketing, el "must have", nos lo venden por todos los lados...sabes que siguen vendiendo coches nuevos con bombillas normales, como en los '80-'90??? y todo para que te gastes en ¨opcionales¨?? Un saludo!

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    1. Ante todo, decirte que me alegra mucho que el artículo te haya gustado, y agradecer también que dejes tu opinión en mi humilde blog.
      Interesante reflexión la que haces y que puede extrapolarse a todos los aspectos de la vida; no hay peor enfermedad que la de basar nuestra felicidad en la posesión de bienes materiales. Y no sólo eso, sino que también vamos evolucionando a un sistema en el que el "compro esto porque lo necesito" está siendo suplantado por el "necesitas comprar esto". No sé si me he explicado muy bien, jejeje.
      Un saludo ;)

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