Tengo que admitir que me he sentido un poco meláncolico al volver a ver estas fotografías que se tomaron hace ya nada más y nada menos que casi 12 años. Por aquella época yo era un joven universitario al que el mundo del tuning le llamaba poderosamente la atención. Culturalmente hablando, me sentía ajeno a todo lo relacionado con ese mundillo paralelo asociado a esta personalización extrema de coches, sin embargo no podía resistir la tentación de hacer el símil de ver a los coches objetos de tuning como un lienzo sobre ruedas en blanco, y a sus dueños como los pintores que acaban reflejando su "arte"