Siempre he odiado a esa gente que dice que la verdadera belleza está en el interior, y que no importa el aspecto físico de alguien para acabar enamorándote de él o ella. No quito que puedan tener razón, pero no seamos hipócritas; lo primero en que te fijas en una persona es en su físico, más que nada porque es lo primero que ves, y después, si el físico te agrada comienzas a conocer su interior. Con los coches ocurre lo mismo: lo primero que te entra por los ojos es su carrocería, y si te gusta comienzas a valorar aquellos aspectos que no se ven a simple vista y a los que les das importancia. Uno de esos aspectos (a mi juicio de los más importantes) es el motor. Hay quien dice que el motor es el corazón de un coche, pero yo creo que es ir más allá; es su ADN, lo que marcará su comportamiento, sus límites y su capacidad, en definitiva, su personalidad. Son muchos los componentes que marcan las diferencias entre el motor de un coche hecho para divertir, al de otro ...
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