Desde hace ya unos años tengo una teoría personal respecto a los Audi. Cuando se lo conté a mi esposa por primera vez, estuvo a punto de dejarme para siempre porque no quería ver a su marido encerrado en un psiquiátrico, sin embargo, el tiempo fue dándome la razón y ahora comparte conmigo dicha teoría.
Si tienes un Audi tienes permiso para hacer lo que te apetezca. Estás por encima de la ley; puedes aparcar en las zonas de minusválidos o en doble fila sin temor a que te multen. Puedes saltarte todos los Stop del mundo, que no te estrellarás contra nadie. Si estás en los dulces años 20, verás como tu vida sexual se incrementa de tal manera que pensarás que te has envuelto en colonia de feromonas. Los porteros de discoteca te dejarán entrar sin problemas en cuanto les enseñes el llavero con los cuatro aritos. Serás, más alto, más guapo, más atractivo... aunque midas 1,60, peses 50 kilos y en tu cabeza tengas más entradas que la taquillera del Santiago Bernabeu.
Pero no todo es oro en la tierra Audi. Como en las mejores familias; siempre hay una oveja negra; un elemento que estorba y no encaja en la prestigiosa historia de la familia, un “Pocholo Martínez Bordiú” que ojalá nunca hubiera nacido.
Y ese es el Audi A2, un vehículo que pasó con mucha más pena que gloria por nuestro mercado, aunque eso no fue sinónimo de que fuera un mal coche.
En primer lugar, debemos profundizar en el por qué Audi se decidió a comercializar un vehículo de aspecto tan arriesgado como este. Existen muchas teorías al respecto, pero parece ser que la que ha cobrado más relevancia en el mundo del motor es la que afirma que fue fruto de los efectos del alcohol por parte de los ingenieros de Audi, seguido muy de cerca de la teoría de que fue el fruto de una derrota contra el equipo de ingenieros de Mercedes en el campeonato de fútbol regional del pueblo.
Sea como fuera, el A2 comenzó a venderse en el año 1999 y desapareció en el 2005, compitiendo cara a cara contra el Mercedes Clase A. Su principal novedad es que tanto el chasis como la carrocería estaban construidos en aluminio lo que lo hacía mucho más liviano de lo habitual. Asimismo, recibió cuatro estrellas de cinco en la prueba de protección en choques a pasajeros adultos de EuroNCAP.
En cuanto a sus motorizaciones, los motores de gasolina eran un 1.4 litros con 75 CV, y un 1.6 litros con inyección directa de combustible y 110 CV. Mientras que los diésel eran un 1.2 litros de 61 CV, y un 1.4 litros a elegir con 75 ó 90 CV.
Hecho este preámbulo, no escapa que el A2, por raro, es muy atractivo, aunque tanto diseño se pagaba con una excesiva carencia de visibilidad trasera. A mi particularmente esa caída del techo me recuerda mucho a la trasera del antiguo Citroën C4 de tres puertas.
Ya hemos mencionado que nació para competir con el Mercedes Clase A, y lo cierto es en algunos aspectos era superior a su rival, que sí tuvo un buen número de ventas. Por ejemplo, el Audi era más grande, pues mientras aquél mide 3,58 metros, éste tiene una longitud de 3,82 metros. También el modelo de los aros pesaba 80 kilos menos que el clase A equivalente, gracias al aluminio, claro, aunque no parece que tan poca diferencia justificara tanto derroche económico, máxime cuando el equipamiento deja bastante que desear. Es cierto que llevaba climatizador, ABS, y control de tracción de serie, pero carecía de mando a distancia (opcional), quinta plaza (opcional), elevalunas eléctricos traseros (opcional), faros antiniebla (opcional), etc.
Al menos, gracias a sus medidas exteriores poseía una mayor amplitud por dentro. Efectivamente, en el A2 cuatro personas se aposentan con comodidad, incluso los de atrás tienen un aceptable espacio para las piernas. Los asientos eran confortables, y con una buena sujeción en los delanteros.
El puesto de conducción era cómodo, con el volante regulable en profundidad y altura, con un salpicadero bien resuelto “made in Audi”, con buena información y situación de los diversos controles.
En cuanto al maletero, destacaba por su capacidad para un coche de su tamaño; 355 litros, cubicando el cajón o doble fondo en el que se sitúa la rueda de repuesto en caso que la pidamos, pues el A2 se dispensaba con 'kit antipinchazos'.
Estaba claro que el Audi era un vehículo orientado a su uso urbano; claro que mejor así porque su autonomía, con un depósito de combustible de tan sólo 34 litros era muy limitada.
Empero, ese dato se contradecía con que sin duda, era lo más gratificante del A2; la magnífica respuesta dinámica que ofrece debido a unas suspensiones demasiado rígidas, de esas que producen ruido cuando pasamos por un bache o badén que tanto abundan en las urbanizaciones.
¿Pero por qué tanta rigidez? Tal vez el temor a la famosa 'prueba del alce' que tanto daño hizo al Clase A de Mercedes. Por ello, y para evitar algo parecido en un monovolumen compacto como este, Audi bajó el centro de gravedad, eliminando el doble suelo, lo que complica la salida del coche, pues al estar el piso bastante más bajo que el marco de la puerta nos vemos obligados a levantar las piernas más de la cuenta para sacar los pies al exterior.
Nos encontramos así con la terrible dicotomía de un coche pensado para la ciudad pero que en carreteras en buen estado se mueve de fábula, incluyendo las curvas; por el contrario, si el piso está bacheado, la rigidez del conjunto tiende a fastidiarnos el lumbago por la poca absorción que ofrece. Es más, parece ser que la expresión "¡malditos badenes!" era la más repetida por cualquier conductor habitual de este vehículo.
En definitiva, el Audi A2 se convirtió en un capricho tecnológico para quienes podían permitirse el lujo de pasarse al aluminio para ahorrar en combustible, y que actualmente pueden encontrarse en el algunas webs de ventas de vehículos con unos precios que oscilan entre los 2.200 y los 7.000 euros aproximadamente, dependiendo de la mecánica, versión, antigüedad y kilometraje. Un coche para quienes se sientan diferentes a los demás.
Genial articulo!. Divertido y didactico.
ResponderEliminarLos minimonovolumenes a mi me molan, son muy practicos para llevar a la familia, trastos y encima encontrar sitio para aparcar en la city.
El "Pocholo A2 "luce muy atractivo en esas fotos del modelo en rojo con esas peazo de llantas, yo creo que si no se vendio más era por un precio demasiado elevado para lo que ofrecia ¡ ni un triste mando a distancia! aunque por otro lado era un Audi de aluminio.
Ahora con el A1 creo que Audi ha dado mas en la diana. Creo que el A2 era demasiado excentrico en apariencia pra lo sobrio que suele ser el tipo de clientes Audi.
Un saludo.
Creo que no se puede decir ni mejor ni más claro que como has comentado.
EliminarUn saludo.