Seguramente has oido hablar de ellos y de las enormes virtudes que poseen cuando las condiciones meteorológicas son adversas. Son los famosos neumáticos de invierno. ¿De verdad valen la pena instalarlos? ¿Qué ventajas e inconvenientes nos ofrecen?
Supongo que ya estarás bastante harto de ver en las noticias reportajes y más reportajes sobre la ola de frio que está viviendo la península casi en su totalidad. Imágenes que nos dejan bellas estampas de pueblos que parecen más dignos de las estepas siberianas que de nuestra geografía, pero también miles de incidencias, muchas de ellas relacionadas con la circulación. Pedir responsabilidades a los conductores por sucesos como los coches atrapados de la AP-6 tal vez sea demasiado exagerado, pero si es verdad que existen multitud de ocasiones en los que no estamos preparados para conducir con climatología adversa.
Pero no todo es nieve en invierno, y tanto la lluvia como el frio hacen acto de presencia durante esta época con más regularidad, haciendo que circular se convierta en una tarea más peligrosa. Una buena solución para aumentar la seguridad en la carretara son los neumáticos de invierno, sin embargo son muchos los conductores que ni se plantean esta opción.
¿Los motivos? Principalemente por el dinero, y también porque piensan que nuestro clima no es lo suficientemente gélido como para ello. Pero lo cierto es que ya vamos viendo como, por ejemplo, no resulta tan raro que nieve en Madrid, por lo que alguien que resida en la capital agradecería este tipo de neumáticos. Vale, nuestro amigo tendría después la excusa del precio, pero lo que no sabe es que también tiene muchas opciones de encontrar neumáticos baratos en Madrid que le permitirían circular de forma segura.
¿QUÉ VENTAJAS NOS OFRECEN?
La principal diferencia entre un neumático de invierno y otro de verano reside en la profundidad de su banda de rodadura. Este factor en aquellos casos en los que la calzada está mojada permite una mayor capacidad de evacuación del agua, reduciendo consigo el temido aquaplaning que nos puede costar algo más que un susto.
Quienes vivan en zonas donde llueva poco, como un servidor, podrán pensar que no vale la pena, pero tampoco debemos olvidar que el mayor peligro de sufrir algún patinazo sobre el asfalto es precisamente cuando llueve tras un largo periodo sin hacerlo, ya que el agua se mezcla con la suciedad del asfalto y otras sustancias que pueden provocar un efecto hielo en la calzada.
El uso de neumáticos de invierno se recomienda por debajo de un temperatura ambiente de 7 grados centígrados
sea cual sea la circunstancia (nieve, lluvia o seco). Una temperatura
que se alcanza durante largos periodos en muchas partes de España. El
motivo es sencillo: por debajo de esta temperatura, el neumático de
verano pierde flexibilidad y adherencia, lo que supone una disminución
de seguridad.
Pero quizás, la mayor de sus ventajas sea la de poder sustituir a las tediosas cadenas en condiciones de nieve o hielo. Para ello, en los neumáticos se debe poder leer las siglas “M+S”
(Mud and Snow) que indican que el neumático es apto para barro y nieve.
Con el objetivo de hacerlo más reconocible, las ruedas también llevan
el “símbolo alpino” con tres picos de montaña y un copo de nieve que
podéis ver a la derecha. Además, si la goma incluye el símbolo “3PMSF”, quiere decir que están homologados para estas condiciones extremas.
¿PERO SÓN ÚTILES TAMBIÉN EN VERANO?
He aquí el gran dilema con este tipo de neumático. Muchas personas son reacias a montarlas simplemente porque no tienen tiempo o ganas de ir cambiando los neumáticos cada 6 meses, además del hecho de que tampoco tienen un lugar físico donde poder guardar el juego que no vaya a usar.
Para quienes no puedan cambiarlas se tiene la opción de seguir equipando este tipo de neumáticos en verano, ya que el nivel de seguridad no va a disminuir, pero habrá que tener en cuenta que el desgaste podrá ser mayor debido a las altas temperaturas. De todas formas, hay que recordar que la temperatura de un neumático no sólo viene influenciada por la temperatura del asfalto, sino también por la fricción que se genera en su contacto con la carretera, por lo que este nivel de desgaste variará mucho del tipo de uso que vayamos a hacer del coche, ya que no es lo mismo hacer viajes prolongados por autovía que circular por cicudad.
EL PRECIO, SU PRINCIPAL PROBLEMA
No vamos a andarnos con rodeos. Evidentemente, un neumático de invierno es más caro que uno de verano, pero como he resaltado al principio, existen lugares donde encontrar neumáticos a buen precio y con una gran variedad, ya que la demanda de los mismos ha aumentado durante los últimos años.
De todas formas, no hay que olvidar que el neumático es el único elemento de nuestro coche que está en contacto permanente con el asfalto, y que gran parte de la seguridad de nuestros trayectos pasan por su buen estado de conservación y propiedades. Así que, tal vez, valga la pena el sobrecoste, ¿no?
Creo que parte muy grande de la responsabilidad del caos circulatorio por culpa del temporal invernal es culpa de los propios conductores, por ejemplo un capitán de barco o de un avión debe conocer los partes meteorológicos y es perfectamente capaz de anular un trayecto si estima peligro para el o sus pasajeros.
ResponderEliminarUna buena opción si dispones de garaje es cambiar los neumáticos según sea verano o invierno, así nos aseguramos de tener buena adherencia todo el año.
Gracias por el informe y los consejos!
Muy buena metáfora, la verdad. Lo cierto es que si no se dispone de un lugar físico, como un garaje o trastero, donde guardar los neumáticos según la estación es bastante complicado, más el engorro de tener que cambiarlos, por eso tal vez mucha gente ni se los plantee. Ahora bien, creo que en estos casos optaría por montar las de invierno todo el año, aunque ello conlleve un mayor desgaste, y más si viviera en zonas del norte, donde el calor no es extremo y llueve durante todo el año.
ResponderEliminarUn saludo ;)