LA TRANSFORMACIÓN BIÓNICA DEL FORD KA REALIZADA POR LUIGI COLANI

 


Seguro que todos vosotros recordáis el Ford Ka, ese simpático coche del segmento A comercializado por la marca americana desde 1996 al año 2008. Y aunque es verdad que tuvo algunas generaciones posteriores, ninguna de ellas tenía la personalidad de la primera. Tanto, que incluso gozó de una versión descapotable denominada StreetKa.

Y lo cierto es que, a finales de la década de 1990, el Ford Ka era un éxito rotundo. Su diseño "New Edge" había revolucionado el segmento de los coches urbanos, ofreciendo una estética audaz y juvenil. En este contexto de efervescencia creativa, surgió la oportunidad de que Ford colaborara con uno de los diseñadores más extravagantes que ha dado la historia del automóvil, y conocido por sus formas biónicas y su desprecio por las convenciones; Luigi Colani.  No se trataba de un encargo para un modelo de producción, aunque se llegaron a fabricar 200 unidades, sino de un ejercicio puramente conceptual, una exploración de lo que el Ka podría ser si se despojara de las ataduras de la ingeniería y la manufactura masiva.

¿Pero por qué hacer algo así? Pues simple: aprovechar el éxito del Ka para reforzarlo publicitariamente con la colaboración de una figura tan icónica como Colani, gracias al resultado de aplicar su filosofía de diseño biomórfico y aerodinámico a una base ya establecida.

 

LA TRANSFORMACIÓN BIÓNICA DEL FORD KA

 



La original versión de Colani del Ford Ka fue presentada en el Salón del Automóvil de Essen del año 1998. Y lo cierto es que levantó gran expectación, ya que el resultado de la creación del Ford Ka de Colani fue, como era de esperar, poco convencional, realizándose una reconfiguración radical de la carrocería.

En lugar de seguir las líneas angulosas y los pliegues marcados del diseño "New Edge" original, Colani suavizó y redondeó cada superficie, buscando transiciones fluidas y una integración total de los elementos. El objetivo era minimizar la resistencia al aire y crear una forma que pareciera esculpida por el viento. Se utilizaron materiales ligeros y técnicas de modelado innovadoras para dar vida a las curvas y volúmenes que caracterizan el trabajo de Colani. Cada protuberancia, cada curva, estaba pensada para contribuir a la aerodinámica general del vehículo, eliminando cualquier arista o elemento que pudiera generar turbulencias.

 


En el frontal se rediseñó por completo el paragolpes, prolongando su caída para minimizar la resistencia al aire, ubicando nuevas entradas para su mejor canalización, y ensanchando ligeramente los pasos de rueda. Pero sin duda alguna, los cambios más radicales se realizaron en la zaga, donde los pasos de rueda se ensancharon de forma muy abultada y se unían al paragolpes trasero. A dicho paragolpes también se le unía un enorme spoiler que abrazaba la totalidad de la luna trasera, haciendo con ello que el diseño general del Ka se asimilase a una gota de agua. Por cierto, todas las unidades llevaban la firma de Colani tanto en el frontal como en el portón del maletero. 

En conclusión. Este prototipo es un testimonio del espíritu experimental que a veces impera en la industria automotriz y de la libertad creativa que ciertas colaboraciones pueden desatar. Aunque el Ka de Colani nunca salió del estudio de diseño, su existencia nos recuerda que el automóvil es mucho más que un medio de transporte; es un lienzo sobre el que se plasman ideas, sueños y visiones de futuro. Un verdadero tesoro para cualquier aficionado a los concept cars y a la historia del diseño automotriz debe conocer. 

 





 


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