En el año 1938, el piloto de aviones norteamericano Dan La Lee presentó al público un prototipo creado por él inspirado en el mundo de la aviación, del que tomó una gran cantidad de ideas. El resultado fue un vehículo de líneas muy aerodinámicas construido a partir de un chasis Ford sobre el que diseñó una carrocería de aluminio de líneas suaves y soluciones muy novedosas para la época, como los faros retráctiles, techo duro retráctil, una aleta estabilizadora en la zaga y ruedas carenadas en ambos ejes. Mecánicamente también se recurrió a Ford, dotándolo de un V8 con supercargador, lo cual, unido al bajo peso del conjunto y excelente coeficiente aerodinámico, permitían a este vehículo alcanzar una velocidad máxima superior a los 190 km/h. Lamentablemente, nunca llegó a producirse.