Los coches de tamaño reduciro o microcoches siempre se han visto como la solución ideal para la movilidad por la ciudad y como alternativa de acceso a un vehículo para quien no pueda permirirse comprar un coche. Hoy repasamos la historia de uno de esos microcoches que, aunque sea casi un desconocido, quiso hacerse popular en la década de los 50
Los años que siguieron a la II Guerra Mundial no fueron fáciles, ni siquiera para los países vencedores; había que reactivar la economía fomentando el consumo de una población muy mermada y con escaso poder adquisitivo. La industria del automóvil debía adaptarse a estos tiempos tirando de ingenio, y más en el caso de Alemania, donde aprovecharon los excedentes de producción de la fabricación de aviones para construir pequeños coches accesibles a la población.
Pero las grandes marcas no fueron las únicas que buscaron originales soluciones, y muchos emprendedores trataron de sacar a la luz sus propuestas. Uno de estos emprendedores fue Egon Brütsch, un enérgico inventor y contructor de prototipos de automóviles que en el año 1956 asombró a todos con un mini vehículo del tamaño de un coche de eléctrico de juguete actual. Su nombre, Brütsch Mopetta, y su mérito fue ser el coche más pequeño del mundo en su momento.
CONSTRUÍDO EN SOLO 24 HORAS
Si hay algo que sorprende tanto como el minúsculo tamaño del Mopetta, es también el minúsculo tiempo que se empleó para su fabricación, ya no tardó más de 24 horas en diseñar y contruir este coche. ¿Pero a qué vinieron tantas prisas? La respuesta reside en la intención de Brütsch de presentar al Mopetta en la Exposición Internacional de Bicibletas y Motocicletas (IFMA) que se celebraría en la ciudad alemana de Frankfurt.
El secreto para poder construir con esta rapidez reside en la atracción que Brütsch sentía hacía la fibra de vidrio como material de construcción, lo que le permitió construir dos carcasas de medio cuerpo que se unirían a lo largo de una línea central. Una vez contruída la carrocería le colocó las pertinentes ruedas a espera de poder otorgarle un motor, algo que evidentemente le fue imposible de hacer antes de la celebración de la Feria, de modo que como parche, durante la Feria colocó al Mopetta en lo alto de un pedestal para alejarlo de miradas cercanas y cotillas de numerosa índole.
SU INTENTO DE COMERCIALIZACIÓN
Acabada la Feria, la expectación que había generado el Mopetta fue destacada, por lo que Brütsch debía solucionar el problema de la motorización, optandose finalmente por un motor de dos tiempos de 50 c.c que le permitían al Mopetta alcanzar una velocidad máxima de 50 km/h.
Terminado el coche al cien por cien, ahora había que hacer frente al mayor reto de todos, su comercialización. Brütshch carecía de la capacidad y medios suficientes para poder fabricar el Mopetta en serie, por lo que tuvo algunos contactos con Opel, que se había interesado en el modelo para llegar a fabricarlo bajo la nomenclatura de Opel Opelit.
Desgraciadamente, y por motivos que desconozco, las negociaciones nunca llegaron a fructificar, por lo que las posibilidades de que el Mopetta se fabricase en serie se desvanecían. Sin embargo, Brütsch se negaba a tirar la toalla, y pensó que aprovechando que su microcoche estaba fabricado con fibra de vídrio, sería una buena idea intentar venderlo... ¡como un pequeño coche anfibio! 😱
A eso lo llamo tener un par, más que nada porque el hecho de que el coche no fuese hermético no parecía tener importancia para Brütsch. Es más, incluso se llegaron a realizar fotografías promocionales con el Mopetta cruzando un arroyo, aunque existía una trampa, ya que la profundidad del mismo era de unos pocos centímetros.
Finalmente, esta idea tampoco prosperó, y aunque el Mopetta nunca llegó a producirse en serie se construyeron un total de 14 unidades de este curioso y simpático vehículo que pudo ¿servir de inspiración? para la posterior construcción del conocido Peel 50.
Habia visto fotos en la red de este microcoche, (aunque al tener 3 ruedas debiera ser llamado triciclo), pero no conocía la historia de su creación.
ResponderEliminarGracias por compartirla!
SAludos!
Tengo que admitir que tuve la duda inicial de catalogarlo en un principio como coche, pero el listón lo tengo muy bajo, jejeje.
EliminarSi las modas vuelven, cosa que se ha demostrado, estoy seguro que volveremos a ver coches de pequeño tamaño, seguramente con propulsión eléctrica. Si te interesa el mundo de los microcoches, hay un museo con una completa página web llamado Microcar Museum en el que creo que tienen todos los tipos de coche de este estilo que han existido en la historia.
ResponderEliminarSaludos!
De vez en cuando he visto algún Twizy por la calle, y tengo que reconocer que los vehículos de este tipo me parecen más que interesantes para moverte por la ciudad, sobre todo en trayectos laborales, donde casi siempre vamos solos.
EliminarPor cierto, muchas gracias por la información de la web, ni que decir tiene que le echaré un buen vistazo.