Ya sea por kilometraje o tiempo transcurrido, si queremos que nuestro vehículo esté en un estado óptimo para circular con él y, de paso, alargar su vida útil y reducir las opciones de sufrir una avería, es importante realizar las labores de mantenimiento siguiendo el manual indicado por el fabricante.
Sin embargo, en muchas ocasiones reducimos estas tareas de mantenimiento a un simple cambio de aceite y filtros, dejando de lado otros componentes que también tienen que ser sustituidos, hecho que puede provocar que suframos una avería inoportuna. Si nos encontramos en nuestra localidad o ciudad no sería tanto inconveniente. ¿Pero qué ocurriría si esto te ocurre en otra ciudad? Por ejemplo, estas de vacaciones en la costa levantina. ¿Sabrías buscar un mecánico en Valencia que fuese de total confianza y que tenga inmediata disponibilidad?
Lo dicho, si no queremos sufrir estos engorros, es importante atender al correcto mantenimiento de todos los componentes de nuestro vehículo, y no solamente al aceite y filtros. Uno de estos grades olvidados son las bujías.
¿QUÉ SON LAS BUJÍAS Y POR QUÉ SON TAN IMPORTANTES?
Estas pequeñas piezas del coche forman parte del sistema de encendido de un motor de combustión interna. Su función principal es proporcionar la chispa necesaria para encender el combustible y generar la combustión. Sin esta chispa, el propulsor no podría arrancar y funcionar correctamente.
Echando mano de la caja de herramientas y desmontando el motor por su parte superior más pronto que tarde, justo encima de los cilindros, se ubican las bujías. Cuentan con una forma alargada y están compuestas a su vez por diferentes elementos: Terminal superior, cuerpo, rosca (parte que se fija al bloque motor) y electrodo, que es donde se genera la chispa.
Hay que tener en cuenta que hay dos tipos de bujías: de encendido y de precalentamiento. Las primeras las encontramos en los motores de gasolina, mientras que las segundas lo hacemos en los motores diésel. Aunque las dos puedan parecerse, la verdad es que realizan trabajos completamente diferentes.
En los motores diésel las bujías realizan el fundamental trabajo de calentar la cámara de combustión. Al no necesitar una chispa para prender la explosión de la gasolina, los diésel se apoyan en la presión y en la temperatura para que el motor funcione. Las bujías se encargan de dirigir el calor a los cilindros y facilitar así el arranque a bajas temperaturas.
Sin embargo, en los motores de gasolina la cosa es diferente, y las bujías si que son necesarias para realizar la explosión del combustible, ya que se realiza mediante chispa, y no por compresión. Dado que cumplen con esa función tan determinante es fácil reconocer cuando una bujía está llegando al final de su vida. Algunas de ellas son:
- Dificultad para arrancar el coche: si el motor tarda más de lo habitual en encender, puede ser un indicio de que están gastadas o averiadas.
- Fallos en la aceleración: si sientes que el motor se detiene o pierde potencia durante la conducción.
- Consumo excesivo de combustible: pueden afectar la eficiencia del motor, lo que puede provocar un aumento de combustible.
- Vibraciones en el motor.
- Testigo de avería encendido: si el indicador de la luz de motor está encendido en el panel de instrumentos, puede ser una señal de una falla en estas piezas u otro componente del motor.
¿CÓMO PUEDO SABER QUÉ TIPO DE BUJÍAS TIENE MI COCHE?
Cada automóvil requiere una clase de bujía específica.
Para saber cuál es el tipo que necesita tu automóvil, puedes consultar
el manual del propietario o buscar información online a través de la
marca y modelo de tu auto.
Estas piezas están compuestas por diferentes materiales, como cobre, platino, iridio o doble platino, y cada uno tiene sus propias características y durabilidad. Por ejemplo, las de cobre son las más económicas pero requieren un reemplazo más frecuente, mientras que las bujías de iridio o doble platino tienen una vida útil más larga pero son más costosas.
Debes tener en cuenta que no todas son compatibles con cualquier coche, por lo tanto, es importante asegurarse de adquirir el tipo correcto para tu automóvil.
¿CADA CUÁNTO TIEMPO DEBEN CAMBIARSE LAS BUJÍAS?
No es necesario esperar a que el coche tenga problemas para realizar el cambio de las bujías. En el libro de mantenimiento de nuestro vehículo encontraremos los plazos fijados por el fabricante, los cuales suelen rondar entre los 60.000 y los 80.000 kilómetros en coches de gasolina y entre los 100 y los 120 mil kilómetros en coches diésel.
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