DISFRUTA DE LA PROVINCIA DE MADRID CONDUCIENDO UN FORD MUSTANG

EL ORIGEN DE LOS TAXIS Y SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA HASTA NUESTROS DÍAS

 



Estamos acostumbrados a verlos como un elemento más en nuestras ciudades y, para muchos, se trata también de un servicio indispensable para la movilidad urbana. Es más, en el caso de algunas ciudades, incluso se han convertido en una seña de identidad. ¿Acaso no te imaginas una calle de Nueva York sin sus taxis de color amarillo? ¿O quién no sabe describir cómo son los taxis en Londres?
 
Y es que, no cabe en ninguna cabeza imaginar una ciudad o municipio sin que ofrezca un servicio de taxi o transporte de servicio público, ¿verdad? 

Pero. ¿Te has parado a pensar cuál es el origen del taxi como lo conocemos hoy en día? 

¿POR QUÉ EL NOMBRE DE "TAXI"?



 
 
El término «taxi» tiene sus raíces en la palabra «taxímetro», que es el dispositivo utilizado para calcular la tarifa del viaje en función de la distancia recorrida y el tiempo de espera. El taxímetro es una herramienta esencial en los vehículos de taxi, ya que permite determinar de manera precisa y justa el costo del transporte.

A su vez, el término «taxímetro» proviene de la combinación de dos palabras: «taxa» y «metro». «Taxa» hace referencia a la tarifa o precio establecido por el servicio de taxi, mientras que «metro» se refiere a la medida de distancia. Por lo tanto, «taxímetro» literalmente significa «medidor de tarifas».

A medida que los vehículos de alquiler comenzaron a utilizar estos dispositivos de medición de tarifas, el término «taxímetro» se acortó informalmente a «taxi», que se convirtió en el nombre comúnmente utilizado para describir estos vehículos de transporte público de alquiler.



¿CUÁNDO SURGIERON LOS PRIMEROS TAXIS? 
 



El origen de los taxis se remonta a la antigua Roma, donde se utilizaban carretas provistas de un rudimentario "taxímetro". Estas carretas, unidas a los ejes de las ruedas, dejaban caer una piedra en una caja cada 200 metros recorridos. Al finalizar el trayecto, el pasajero pagaba según la cantidad de piedras acumuladas.

Pero tenemos que avanzar hasta mediados del siglo XVII para encontrar lo más parecido a la primera empresa de taxis, cuando en el año 1640, el francés Nicolas Sauvage fundó la primera empresa de taxis en la calle San Martín de París, operando con carruajes tirados por caballos. Estos vehículos, conocidos como "taxis de sangre", ofrecían un servicio de alquiler a los ciudadanos. 
 
Y no es hasta finales del siglo XIX, cuando apareció el taxi tal y como lo conocemos actualmente. En 1899, el empresario francés Georges Bouton introdujo el primer taxi con motor de combustión interna capaz de transportar hasta cuatro pasajeros. Posteriormente, en el año 1904, el fabricante francés Renault introdujo el primer taxi motorizado con taxímetro incorporado en París, marcando el inicio de la era de los taxis a motor. 
 
 

 
 
Este servicio de transporte rápidamente se convirtió en un éxito en París, por lo que no es de extrañar que rápidamente fuese "copiado" en las otras grandes ciudades del planeta. 

Como es fácil de imaginar, desde entonces y hasta nuestro días, el servicio de taxi ha sufrido una fuerte evolución. La primera gran modernización se produjo en la década de los 40, con la introducción de la radiocomunicación, la cual permitió a los conductores recibir instrucciones y coordinar mejor los viajes con las centrales de radiotaxi. 

Pero sin duda alguna, ha sido en este siglo XXI el que ha traído una de las mayores revoluciones en el sector. En primer lugar, con la incorporación de sistemas de posicionamiento global (GPS) facilitando la planificación de rutas óptimas y ayudando a los conductores a llegar más rápidamente a sus destinos. Y por otra parte, con la llegada de los teléfonos inteligentes y aplicaciones móviles, las cuales han permitido a los usuarios solicitar viajes sin necesidad de contactar directamente con una centralita y conociendo de antemano el precio del servicio solicitado. 

 



Pero no sólo eso, el cambio que ha desatado sin duda alguna más polémica ha sido la aparición de empresas o compañías de ámbito privado que, como bien sabemos todos, han tenido sus conflictos con el sector tradicional del taxi.

¿Y cuál es el futuro que le espera al taxi? Eso está todavía por ver, pero para muchos, dentro pocas décadas la movilidad urbana estará marcada por vehículos autónomos sin conductor que "vendrán a buscarnos" allá donde estemos cuando lo solicitemos. Y aunque es verdad que los taxis sin conductor aún están en fase experimental, en el futuro podrían representar una amenaza real para los taxistas tradicionales, reduciendo drásticamente la necesidad de conductores humanos.

En conclusión, que el taxi tendrá que modernizarse y adaptarse a los cambios tecnológicos y regulatorios si quiere sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo.


EL TAXI EN ESPAÑA

 



Bueno. Una vez que hemos podido conocer de forma ligera la historia sobre el origen y evolución del taxi a nivel global, no estaría de más conocer también cómo ha sido su historia dentro de la geografía española.

Para ello tenemos que remontarnos al siglo XVIII, cuando en ciudades como Madrid ya existían carruajes de alquiler conocidos como "coches de punto" o "simones", posiblemente en referencia al cochero Simón González o al constructor francés Simón Garrou, que vivía cerca de la Plaza Mayor en 1772. Estos vehículos, tirados por caballos, ofrecían un servicio de transporte público y tenían paradas fijas en plazas o calles céntricas.

La regulación del servicio de taxis en España comenzó en 1903, cuando se aprobó el primer reglamento para los carruajes de plaza. Este reglamento establecía que los vehículos debían llevar una faja roja como distintivo y que los conductores debían tener una autorización para ejercer la actividad. Sin embargo, no fue hasta 1920 cuando se expidió la primera licencia de taxi para un coche en Bilbao, concretamente para Claudio Pérez García.

En los años 20 habían proliferado los taxis en numerosas ciudades y había una gran variedad de colores en función de la compañía o del coste del recorrido (dependiendo de la ciudad). Pero pronto se llegó a una uniformidad que duró medio siglo: los coches deberían ser negros, con una franja roja horizontal. Es más, el régimen franquista imponía también una forma de vestir para los conductores, a lo que muchos trataron de resistirse. 
 
Con la llegada de la democracia, todo cambió y llegó de nuevo la libertad. Sobre todo después de la aprobación del Real Reglamento Nacional del Taxi número 736 de 3 de marzo de 1979, cuyo artículo 26 establece que «La pintura y distintivo de los autotaxis serán del color y características que se establezcan por las entidades locales ...».
 
 



Se impuso el color blanco de forma mayoritaria, pero también se dejó libertad a comunidades autónomas y ciudades para decidir cómo debían ser los taxis que circularan por sus calles.

El último cambio de diseño se produjo el 31 de julio de 2018, cuando se publicó en el BOE la nueva Orden Ministerial que establece que todos los taxis nuevos deberán instalar una matrícula especial en la parte trasera con los caracteres en blanco sobre fondo azul para evitar la piratería en el sector.

 


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