Hace casi 50 años Toyota sorprendió a muchos con un innovador prototipo que parecía un vehículo familiar pero que en realidad se trataba de un automóvil camper totalmente revolucionario.
Hoy en día vemos de forma totalmente natural a los denominados como vehículos camper o camperizados. Estos vehículos son ideales para los amantes de las escapadas esporádicas a lugares tranquilos gracias a su gran modularidad fruto del ingenio de sus creadores y desarrolladores. Sin embargo, hace varias décadas este sector del automóvil era todavía un territorio por explorar, de modo que como suele ocurrir cuando se investiga sobre algo nuevo, las propuestas que surgen pueden ser de lo más inverosímiles o extravagantes.
Así que hoy vamos a conocer más a fondo una de estas propuestas que vio la luz hace nada más y nada menos que 48 años, para saber si se trataba de una genialidad o de una ida de neuronas bastante considerable.
ASÍ ES EL TOYOTA RV-2
Para comenzar, como habrás deducido por su nombre, el Toyota RV-2 se trataba de la evolución del anterior prototipo RV-1, pero tratando de ir un paso hacia adelante, ya que mientras su predecesor contaba con un remolque multifunción, tipo 'carro-tienda', el RV-2 prescindía de este aditamento llevando las soluciones de éste al propio habitáculo del coche, evitando así las incomodidades que implica tener un remolque, tanto a la hora de desplazarse como a la hora de dejarlo estacionado en algún lugar cuando no nos haga falta.
El Toyota RV-2 (sus siglas hacen referencia al término 'Recreational Vehicle' o vehículo recreacional, que es como llaman los angloparlantes a las autocaravanas) fue presentado en el Salón de Tokio de 1972, y pronto formó un gran revuelo e interés entre sus asistentes.
Con aspecto de vehículo con carrocería familiar de tres puertas, parecía imposible que este coche de 4,73 metros de largo y solamente 1,33 metros de largo pudiera presumir de ser lo más parecido a una casa sobre ruedas, sin embargo, el RV-2 escondía un gran secreto... Y es que la parte posterior tenía la cualidad de abrirse como si de una flor se tratase: los paneles y las ventanillas laterales se abrían haciendo que el habitáculo trasero creciese en volumen de forma exponencial, y sobre esta nueva estructura de desplegaba una lona para dejarlo completamente cerrado. De esta forma, en pocos minutos la parte posterior se convertía en toda una tienda de campaña de gran tamaño.
A su vez, para poder hacer más aprovechable este espacio extra, tanto los asientos delanteros como los asientos traseros se reclinaban en su totalidad para convertirse en sendas camas para ofrecer la posibilidad de dormir a pierna suelta en su interior. Y a esto hay que añadir que algunos de los elementos del interior eran extraíbles y modulables para convertirse en sillas o mesas tipo picnic.
Lo más curioso de todo, es que aunque pareciese un coche totalmente innovador, para su fabricación Toyota empleó muchos elementos de vehículos que ya comercializaba por entonces, como el Crown o el Mark II (modelo que sirvió de base para su fabricación) Igualmente, acudía a una mecánica que para nada se salía de lo convencional, siendo un gasolina de 6 cilindros en línea de 2,6 litros de cubicaje y 130 CV.
SU CASI PRODUCCIÓN Y SU INCURSIÓN EN UNA REVISTA ERÓTICA
Tal vez, una de las partes más curiosas de la historia de este vehículo es que, al contrario de lo que hemos visto con otros extraños prototipos, éste se quedó a las puertas de haber pasado a la línea de producción, tanto, que incluso llegaron a repartirse folletos en los concesionarios para que estudiasen la opción de venderlo. Esto se debió a que el verdadero objetivo que tenía Toyota era el de sondear el mercado norteamericano para comprobar si verdaderamente existía una demanda real de este tipo de vehículos. Sin embargo, la falta de interés percibida fue notable, de ahí que no se diera el paso definitivo.
De todas formas, fue tal la curiosidad que despertó el RV-2 que tuvo incluso una incursión en la conocida revista Penthouse, concretamente en la edición de agosto del año 1973, donde se presentaba como el coche ideal para hacer una escapadita "romántica" a la naturaleza.
¡Lo conocía! Incluso lo "guardé" para ponerlo algún día en mi blog pero nunca profundicé. Así que me has descubierto muchos detalles que no conocía. Lo primero que me llamó la atención cuando lo vi en su momento fue que era como un shooting brake, pero como dices al final se terminaba abriendo como una flor, y de ninguna manera te esperas que de ahí pudiera salir un camper. Hoy en día y quizás sea la solución inteligente, es imposible imaginar un camper que no sea una furgoneta.
ResponderEliminarLo de la revista erótica está muy bien traído y es que va como anillo al dedo con las escapaditas...Saludos!
Creo que trataba más de buscar un nuevo concepto centrado en las parejas que en las familias. Además, pocas actividades se podrían hacer ahí dentro excepto.... ejem....
EliminarSaludos.
El picadero movil! jeje.
ResponderEliminarEsta vez no me pillas , jaja, pues suele haber bastantes fotos de esta escapadita romántica en internet.
El coche es chulo y la idea no es mala, supongo que no cuajó porque la oferta por espacio interior estaba muy limitada a parejas, grupos mas numerosos como familias y amigos podían optar por las vans camper como la Transporter de VW o las GMC, o las Econoline de Ford y tantas otras.
un saludo!
A tí es bastante complicado pillarte en fuera de juego, jejeje. Yo creo que has dado en el clavo, y estaba pensado para parejas en vez de familias. Eso sí, luego llegó el Twingo y le quitó el trono a este coche como coche del amor ideal ;)
EliminarSaludos.