Fruto de la fiebre SUV que desde hace varios años nos invade, hemos podido ir viendo cómo el mercado ha estado plagándose de diferentes "versiones" o "interpretaciones" a partir de este segmento; los SUV coupé, o incluso descapotables son buena prueba de ello.
Algo parecido ocurrió hace un par de décadas cuando los monovolúmenes eran los que estaban de moda, siendo uno de estos experimentos el coche que protagoniza este artículo: el Peugeot 1007.
DISEÑO EXTERIOR.
El Peugeot 1007 vio la luz en el año 2004 definiéndose como un pequeño
monovolumen creado sobre la plataforma del Peugeot 206 y Citroën C3. Con
solamente 3,73 metros de largo, era un coche de corte eminentemente
urbano, pero con la promesa de ofrecer más espacio interior, modularidad
y practicidad que su competencia, y para eso trató de ofrecer
soluciones que, si bien no eran nada desconocido, sí eran novedosas para
su segmento.
El diseño es obra del prestigioso carrocero italiano Pininfarina, con la personalidad típica de los Peugeot de la época: rasgos felinos, faros estirados y una gran toma de aire. Al tacto, algunos materiales de carrocería se notaban blandos, lo cual respondía a las nuevas exigencias de diseño, que aminorase las consecuencias a los peatones en caso de atropello, sin perder rigidez estructural y economizando las reparaciones.
En su diseño destacaba también el reducido tamaño de los retrovisores, los grupos ópticos traseros en
forma de semáforo y el amplio portón del maletero. Curiosa es también la
forma de resolver estéticamente el carril central de las puertas
corredizas: un embellecedor cromado del portón trasero con la palabra
Peugeot inscrita. Las barras de equipaje superior son un equipamiento
opcional y resisten una carga de hasta 80 Kg.
ASPECTOS DEL INTERIOR.
No nos podemos engañar: el Peugeot 1007 siempre será recordado por sus puertas correderas que se accionaban eléctricamente, pudiendo abrirse o cerrarse con el mando a distancia, bien las dos a la vez o bien independientemente. Gracias a estas puertas, el Peugeot 1007 permitía contar con un amplio acceso al interior, incluso a las plazas traseras, algo que los coches de tres puertas ven seriamente sacrificado por su propia configuración. Además, también facilitaban el acceso en el caso de tener el vehículo estacionado en batería y que el espacio con el automóvil de al lado fuese tan estrecho, que impidiese abrir una puerta convencional lo suficiente para poder acceder sin hacer contorsionismo.
Otro aspecto destacable de modularidad era su banqueta trasera corrediza en 230 mm, permitiendo ganar espacio para los ocupantes de dichas plazas, o bien sacrificar este espacio para ganar capacidad de carga en el maletero, el cual ofrecía un volumen mínimo de 178 litros, y uno máximo de 364. Curiosamente, los asientos traseros eran independientes; es decir, era un vehículo homologado para cuatro personas.
Sin embargo, el Peugeot 1007 también trataba de llamar la atención del público con otros elementos originales. No en vano, hasta 18 elementos decorativos interiores eran intercambiables, con 12 combinaciones posibles, que el usuario podía comprar en cualquier momento y reemplazar él mismo en unos quince minutos sin usar herramientas, ya que se fijan mecánicamente con cremallera o con velcro. Peugeot denominó a este sistema «Cameleo» y, durante su lanzamiento, regaló a todos los clientes del 1007 un juego de recambio que, por entonces, estaba valorado en 230 €.
El tablero de instrumentos –sin termómetro del agua– no resta un ápice de visibilidad y está dispuesto a la izquierda, a diferencia de ciertos modelos urbanos que, por entonces, optaban por la ubicación central. En este lugar se encontrará la pantalla multifunción, en función del equipamiento escogido.
MOTORIZACIONES.
En cuanto a la gama de motores que estaban disponibles, podemos distinguir dos bloques de gasolina y uno de gasóleo. Las versiones de gasolina eran un 1.4 de 73 CV, disponible con caja manual o automática, y otra versión más potente 1.6 de 109 CV asociada exclusivamente a una caja de cambios automática. En cuanto a la única versión diésel disponible, se trataba de un 1.4 HDI de 68 CV, y al contrario de lo que ocurría con la versión de gasolina 1.6, no existía opción de caja automática para la mecánica diésel.
¿POR QUÉ NO TRIUNFÓ?
No hay duda de que el Peugeot 1007 se trataba de un vehículo original y que ofrecía un concepto interesante bastante novedoso. Tal vez, de ahí su fracaso comercial, pero lo cierto es que tampoco ofrecía mucho más que su competencia. A saber, si es cierto que tenía un tamaño bastante contenido, modelos como el Fiat Idea o un Renault Modus ofrecían 5 puertas y una habitabilidad interior igual o incluso superior.
En su primer año de producción completo (2005), el Peugeot 1007 lograría superar las 50.000 unidades matriculadas. Sin embargo, este fue en su primer ejercicio y en los años posteriores las ventas se irían desinflando hasta casi desaparecer. En 2008 únicamente se vendieron 11.000 unidades y, un año después, 5.000. Ese mismo año se decidió poner fin a la producción del 1007.
¿A CUÁNTO ESTÁ EN EL MERCADO DE SEGUNDA MANO?
Pues al contrario de lo que suele ocurrir con los vehículos que han protagonizado esta sección, lo cierto es que me he encontrado con bastantes anuncios que nos ofrecen la opción de hacernos con un Peugeot 1007.
En el tope de precio, podemos encontrar unidades con muy buen aspecto y menos de 100.000 kilómetros (recordemos que este coche era de corte urbano) con precios que oscilan alrededor de los 5000 €.
De todas formas, a quien este precio le parezca excesivo también hay unidades bastante interesantes por unos 3500 €; eso sí, mayoritariamente con el motor de gasolina de menor prestación o con la motorización diésel, del que también me ha sorprendido ver bastantes unidades teniendo en cuenta de que es un coche de corte urbano.
Y en el otro extremo; es decir, si queremos pagar lo menos posible, podemos encontrar unidades que valgan la pena (sin averías mecánicas) a partir de 2000 €.
Estéticamente a mi los Peugeot siempre me han gustado mucho, considero que es una marca que intenta ofrecer algo más, y salirse de la corriente, en el caso del 1007 fue la puerta corredera estilo furgoneta y también es de alabar su racionalidad y su modularidad interior muy bien aprovechada para su tamaño. Si es cierto el precio era más alto que la competencia y un claro ejemplo de que el mercado generalista al que iba dirigido no está para experimentos.
ResponderEliminarUn saludo.
Como tú dices, a la gente no le gustan los experimentos raros, y más si influyen en la línea estética del vehículo (el Multipla es un buen ejemplo) por muy buenas ideas y resultados que otorguen. En este caso, creo que su hándicap fue el de ofrecer lo mismo que otros coches que no superaban los 4 metros de largo, por lo que también eran vehículos muy compactos en cuanto a tamaño. Y es que hay que admitir que estos pequeños monovolumen también eran un prodigio de espacio bien aprovechado, y además tenían 5 puertas.
ResponderEliminarSaludos ;)