Si dentro de esta sección, la última entrada estuvo protagonizada por un coche francés que pretendía rivalizar con las habituales berlinas alemanas prémium siguiendo los "excéntricos" ingredientes propios de los franceses, para esta ocasión no abandonamos el perfil de vehículo, y nos centramos en otro modelo francés que nació sobre la misma época, con el mismo objetivo, siguiendo más o menos los mismos pasos, y que desgraciadamente también acabó sufriendo el idéntico destino.
Me refiero al Renault Vel Satis, un vehículo con el que Renault quería fijar un listón bastante alto, pero que no terminó cuajando debido a su diseño y ciertos "aspectos" que no terminaban de entenderse.
SU PRESENTACIÓN.
El prototipo del Renault Vel Satis (acrónimo de las palabras "velocidad" y "satisfacción") se presentó en el Salón del Automóvil de París de 1998 y representaba el concepto que Renault tenía del automóvil de lujo. Se diseñó para celebrar el centenario de la marca, nacida como tal en 1898. En España pudimos verlo en el Salón de Madrid del año 2000.
Este coupé de lujo de dos puertas y cuatro plazas destacaba por lo vanguardista de su diseño y su arquitectura. Lo mismo que su predecesor, el Safrane Initiale, su concepto abrazaba los aspectos convencionales del automóvil de lujo desde un punto de vista respetuoso y albergaba la creatividad de un espíritu libre que constituía la esencia misma de Renault en esta época.
ASÍ ERA EL VEL SATIS DE PRODUCCIÓN.

Tres años después de la presentación del concept, se puso a la venta el definitivo modelo de producción, que si bien presentaba rasgos del prototipo del que derivaba, resultó ser un vehículo bastante diferente.
A ver, seguía teniendo un diseño transgresor y rompedor, con un diseño que presentaba una carrocería elevada y una silueta que recordaba a un monovolumen. Renault mantenía que era un coche pensado y diseñado desde dentro hacia afuera, pero ni sus cotas ni su habitabilidad eran ventajosas en la relación al tamaño de su carrocería y poco favorable aerodinámica de 0,33 Cx.
Era, además, un coche pesado y con un centro de gravedad más alto que un turismo normal, si bien, a sabiendas de esos condicionantes, Renault había puesto toda la carne en el asador para conseguir un confort y un dinamismo de primera. Pero lo cierto es que consiguió más bien lo primero que lo segundo, gracias a unas suspensiones muy suaves con gran capacidad de filtración, y al desarrollo un complejo eje multibrazo específico para este vehículo.
¿Y qué podíamos encontrar en su interior? Para empezar, el diseño de su salpicadero podía considerarse como algo... barroco, por así decirlo. Aparentemente, todo estaba realizado con materiales de calidad, pero sorprendentemente podías encontrar elementos que no cuadraban, como que las piñas de los intermitentes y luces fuesen las mismas que podías encontrar en un Renault Clio.
Por contra, sus asientos era de lo mejor que podías encontrar en el mercado. A parte de ser ultra cómodos, y de poder elegir distintos tipos de tapicería (entre ellas, como no, el cuero) disponían de un reglaje especial para los lumbares que obligaba a integrar el cinturón en el asiento. Además, para aumentar su nivel de confort, su aislamiento acústico era notable.
Igualmente, si el Vel Satis aspiraba a lo más alto, su carga tecnológica tenía que responder a las expectativas de sus potenciales compradores. Incorporaba sistemas de navegación, climatización automática y un sistema de sonido de alta fidelidad. Contaba con 8 airbags, tensores de emergencia dobles para los asientos delanteros y simples para los pasajeros laterales traseros, pero también programador de velocidad activo con seguimiento —hasta 130 m de distancias con el vehículo precedente— freno de estacionamiento automático, sensor de aparcamiento trasero, luces automáticas y tarjeta de acceso manos libres, heredada del Renault Laguna de segunda generación. Incluso, en el año 2005, en su segunda fase, aumentó su equipamiento con un sistema de navegación, teléfono, mapas con emulación en 3D en una pantalla de 6,5 pulgadas e incluso sistema de reconocimiento de voz... Bastante completito, oiga.
SUS MOTORIZACIONES.
Pasemos ahora a conocer cuáles eran las ofertas mecánicas que ofrecía el Vel Satis, las cuales eran bastante variadas, todo hay que decirlo, y debiendo diferenciar dos periodos; uno que va desde su lanzamiento hasta el año 2005, y otro que va desde este mismo año hasta el final de su producción.
Entre los años 2001 - 2005, en gasolina se podía elegir entre un 2.0T de 163 CV, y un más emocionante V6 de 3.5 litros con 245 CV. Por su parte, en diésel, se ofrecieron versiones dCi de 2.0 y 150 CV, y un V6 de 3.0 litros con 177 CV desarrollado en colaboración con Isuzu.
Las versiones de 4 cilindros estaban disponibles con cajas de cambio manuales de 6 velocidades y automáticas, mientras que las versiones V6 solamente estaban asociadas a un cambio automático.
Posteriormente, en el año 2005, se añadieron o actualizaron las mecánicas. La versión de gasolina 2.0 aumentó ligeramente su potencia para llegar a los 170 CV, mientras que las mayores novedades se hicieron en el apartado del gasóleo. En primer lugar, la versión dCi de 2.0 litros podía elegirse con dos potencias diferentes, 150 o 175 CV, y a su vez, se incorporó una nueva mecánica de 2.2 litros que, aunque curiosamente fuese de mayor cilindrada, era la que ofrecía las potencias más modestas; 140 o 150 CV.
SU FIN DE COMERCIALIZACIÓN.
Si bien durante el año de su lanzamiento el Vel Satis tuvo una buena acogida, el Renault Vel Satis no tuvo el éxito comercial esperado. Su diseño poco convencional no fue bien recibido por el público general, especialmente en mercados como el alemán y el británico, donde las berlinas tradicionales dominaban el segmento ejecutivo. Ocho años más tarde, sólo se produjeron 62.000 unidades, de las que sólo 1.700 databan del 2008.
En España el Vel Satis disfrutó de siete años y medio de comercialización, y durante su último año de vida, solamente se matricularon 28 unidades dentro de nuestras fronteras.
En noviembre de 2009, el último Vel Satis salía de la fábrica de Sandouville donde fue ensamblado durante ocho años en la misma cadena de producción que el Espace IV, y un año más tarde Renault presentaba el que sería su sustituto, el Renault Latitude, un vehículo fabricado por Renault Samsung Motors en Corea del Sur, que no venía a ser otra cosa que un modelo remarcado y que también fue un fiasco de ventas.
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