En este blog ya hemos dado unos buenos repasos a los coches más extraños y raros que ha dado la industria de la automoción, pero nuestro protagonista de hoy bien puede ser uno de los más estrambóticos. ¿Un vehículo de 8 ruedas, con 8 motores, y casi 7 metros de longitud? Parece la invención de un borracho, pero lo cierto es que realmente existió, y para nada fue la idea de un borracho...
Para ello viajamos hasta Japón, concretamente a la sede del instituto I.D.E.A (asociado a la Universidad de Keio) donde, partiendo desde cero, desarrollaron el KAZ (Keio Advanced Zero-Emissions) un vehículo que representaba un salto innovador en el diseño y la funcionalidad de los vehículos de alto rendimiento, particularmente en comparación con los automóviles convencionales dotados de motor de combustión interna.
Porque, sí, como si al futuro se estuviese adelantando, el I.D.E.A KAZ se trataba de un vehículo eléctrico. Para empezar, contaba con un conjunto de 84 baterías de iones de litio (de 3,5 kg. cada una) elegidas por su capacidad para ofrecer una gran capacidad de almacenamiento de energía. Pero lo más curioso, es que estas baterías iban ubicadas dentro del chasis, lo cual le otorgaba un habitáculo más espacioso. Esto se conseguía gracias a que su carrocería no era autoportante, si no que tiene una base gruesa y en parte hueca, donde se alojan las baterías, y la carrocería iba acoplada a este chasis mediante tornillos y soldadura.

Para mover el conjunto, se recurrió nada más y nada menos que 8 motores eléctricos, una por cada rueda, Cada motor tenía mecanismos especiales que agrupan tres funciones; aportar potencia, frenar y servir de caja reductora. Cada motor puede desarrollar 55 kW de potencia, con lo que la potencia sumando todos los motores es de 440 kW (590 CV). Con ello, se dotó a este vehículo de aproximadamente 2,5 toneladas de peso, de unas prestaciones dignas de cualquier deportivo de alto rendimiento. Y como ejemplo, valga las siguientes cifras: Podía recorrer el 0-400-0 metros en tan solo 14.5 segundos, y su velocidad punta era de 300 km/h.
En cuanto a su autonomía, declaraba unos 300 kilómetros, siempre y cuando se circulase a una velocidad constante de unos 100 km/h.
Pero como te habrá resultado fácil de imaginar, el I.D.E.A KAZ no solamente destacaba por su tecnología, sino también por su diseño. Y es que no puede pasar desapercibido que estamos hablando de un enorme vehículo de nada más y nada menos que 6,70 metros de longitud y 1, 67 metros de alto; vamos, lo que venía siendo prácticamente una limosina. Para ganar maniobrabilidad, sus cuatro ruedas delanteras, y las ruedas del eje posterior eran totalmente direccionales
El interior del KAZ está desarrollado para aportar confort. Contaba con capacidad para 8 pasajeros, todos ellos con asientos individuales y con múltiples opciones de modulación, yendo los pasajeros que se situaban tras piloto y copiloto en sentido contrario de la marcha. Igualmente, para facilitar el acceso a las cuatro plazas centrales, contaba con dos puertas por cada lado que se abrían en sentido contrario, y no existía ningún tipo de pilar que dificultase el acceso. Finalmente, si queríamos acceder a la última fila, teníamos que reclinar los asientos situados frente a dicha fila (como si estuviésemos accediendo a un coche de tres puertas)
Comentarios
Publicar un comentario