Alfa Romeo... Pocas marcas de automóviles pueden estar tan arraigadas a los conceptos de diseño y deportividad. Y si bien, la historia de esta mítica marca italiana ha tenido algunas excepciones como el clon del mítico 4 latas, sus modelos míticos siempre han ido de la mano de estos dos conceptos.
¿Te imaginarías, pues, las míticas calles de Nueva York plagadas de taxis amarillos Alfa Romeo en vez de ser sus archiconocidos Ford con motor V8? ¿Y si estos Alfa Romeo fuesen monovolúmenes pequeños pero con gran espacio interior? Seguro que estarás pensando que para ello tienes que fumarte algo muy potente, pero lo cierto es que el proyecto y la idea existió realmente.
Pero para entender mejor esta hipotética ucronía, debemos hacer un poco de retrospectiva. Está claro que la industria automovilística norteamericana tiene un antes y un después de las crisis del petróleo vividas en el año 1973 y 1979, la cual tomó conciencia de su fragilidad respecto a la dependencia del oro negro. Poco a poco, conceptos como eficiencia, bajo consumo, y carrocerías compactas que aprovechasen al máximo el espacio fueron ganando importancia, y entre estas nuevas carrocerías, los monovolúmenes se presentaron como la opción perfecta para multitud de familias. Tal vez, esto pudiera considerarse como una novedad en Estados Unidos, pero lo cierto es que en Europa y, sobre todo Japón, el construir vehículos de este tipo no era nada desconocido.
Y es aquí cuando nos situamos donde verdaderamente nos interesa. Año 1976, ciudad de Nueva York. Aquejada por el creciente caos circulatorio, en esta gran ciudad se visualizaban los mismos problemas de tráfico dados a lo largo y ancho de un mundo cada vez más y más urbano. Por este motivo, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) decidió celebrar una muestra cuya temática principal fuese el futuro del taxi en las grandes ciudades, para así dar a conocer las propuestas de los principales fabricantes.
Atraídos por esta muestra, marcas como Volkswagen o Volvo enviaron sus propuestas, las cuales tenían como punto en común el diseño compacto y la eficiencia energética (la propuesta de los alemanes estaba dotada de mecánica híbrida)
Pero tal vez, una de las propuestas más innovadoras fue la que presentó Italdesign. Conocido como Alfa Romeo Taxi, esta propuesta se creó usando como base una furgoneta Alfa Romeo F12 equipada con motor de cuatro cilindros. Sobre ello, Giorgetto Giugiaro creó lo que, al tiempo, se ha visto con justicia como uno de los procedentes más evidentes para el mundo de los monovolúmenes y las minivan.
Y esto se puede afirmar porque en sus tan sólo cuatro metros de longitud, el Alfa Romeo Taxi de Italdesign era capaz de albergar hasta cinco pasajeros junto al conductor. Todo ello bajo una amplísima superficie acristalada, la cual daba una gran amplitud a un habitáculo al que se accedía por puertas correderas. Es más, dichas puertas incluso, daban espacio para la aparición de una rampa retráctil destinada a las sillas de ruedas.
De esta manera, aunque hoy en día siga siendo una propuesta casi desconocida, el Alfa Romeo Taxi de Italdesign bien podría ser calificado como una de las creaciones más interesantes en la biografía de Giorgetto Giugiaro. No en vano, en ella hizo gala de una plena conciencia sobre la problemática urbana, resolviéndola con una polivalencia y funcionalidad realmente asombrosas, y planteando con años de adelanto innovaciones que al tiempo serían aplicadas a los monovolúmenes de los años ochenta o los autobuses públicos.
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