Si te lo digo seguramente no me creerás, pero debo ser de esos escasos conductores que ni huelen su teléfono móvil cuando van conduciendo. Ya puede estar llamándome el mismísimo Obama, que por mucho que suene, no lo cojo. Es más, siempre procuro tenerlo en algún lugar inaccesible para no verme tentado. Desgraciadamente, viendo lo dependiente que es mucha gente de su Smartphone, ya no me extraña que a pesar de ser una actividad estúpidamente peligrosa, haya gente que escriben mensajes con su teléfono mientras conducen. Como todo, me gusta explicar un culpable a cada conducta peligrosa. Seguramente a los nuevos conductores ya se les inculca en las autoescuelas de los grandes riesgos que conlleva, pero para el resto, allá donde la educación falla, qué mejor que enseñar haciéndolo de un forma sencilla: a través de juegos on-line