LOS ANUNCIOS DE OPEL. O CÓMO APARENTAR SER UN VERDADERO ALEMÁN



Hay muchas cosas que los españolitos de a pié estamos ya muy acostumbrados: a tener políticos chorizos, a que nuestro sueldo no llegue a final de mes, el emigrar a zonas costeras en verano, o creer que todo el que te rodea es más tonto que tú.

Pero si hay algo que llevamos en los genes es sin duda el arte de engañar a los demás en busca del beneficio propio. Es lo que suele denominarse desde los tiempos de Quevedo como “picaresca española”. Antiguamente la picaresca era la principal herramienta del día a día para no pasar hambre, pero en los tiempos actuales las grandes compañías multinacionales han sabido adoptar y amoldar la picaresca al mundo del márketing y la publicidad de una forma sorprendente.



Por eso, hoy en día es habitual ver anuncios de productos light que no adelgazan o detergentes que no quitan las manchas a la primera. Y si nombramos ya a las compañías de telefonía y ADSL seguro que has sido víctima de algún engaño o conoces a alguien que lo ha sido. Pues bien, en este sentido hay un anuncio de televisión que cada vez que lo veo provoca que me arda la sangre; el de Claudia Schieffer y el Opel Astra.

Y es que cada vez que pienso en lo bien pensado que está el anuncio me asusto de la perversidad humana. Como bien sabrás, aunque Opel es una marca de origen alemán, hace ya casi un siglo que dejó de ser una marca alemana cuando pasó a ser propiedad del gigante norteamericano General Motors en el año 1929. De modo, que para potenciar la imagen de la marca nada mejor que asociarla a la fiabilidad alemana usando como icono a la que fue considerada como la perfección femenina hecha realidad: la alemana Claudia Schieffer, una mujer que simplemente se dedica a vender su imagen.





Una alemana perfecta para anunciar coches perfectos “alemanes”. Pues mira Claudia, a mí no me la das. Creo que tal estrategia comercial es una falta de respeto hacía los demás constructores porque supone un desprestigio en referencia a la nacionalidad, y en segundo lugar incluso llega a transmitir falta de confianza en el producto propio argumentando su fiabilidad en una supuesta nacionalidad que es falsa.

Se de buena tinta que General Motors y Opel no están pasando por su mejor momento, incluso como bien sabrás el gigante norteamericano ha decidido retirar a partir del año que viene a Chevrolet, una marca que le estaba dando buenos resultados, del mercado europeo con la esperanza de que Opel remonte el vuelo. Pero de ahí a tomarnos por idiotas va un mundo, aunque claro, evidentemente ni todo el mundo conoce, ni tiene por qué conocer los entresijos del mundo ejecutivo y empresarial de la industria del motor.

En fin, que con Opel nos quieren colar de nuevo el viejo timo de la estampita. Pues bien señores de GM, en vez de esos, céntrense en mejorar su imagen de marca, construyan motores más fiables, potentes y que no gasten menos que la competencia. No nos vendan un coche con fiabilidad probada en 100.000 kilómetros cuando sus rivales hacen pruebas de millones y que en su versión diésel gasta casi 5,5 litros en carretera, lo cual es una burrada para los tiempos que corren, aunque claro, con un compacto que pesa nada más y nada menos que 1.500 kilos qué se puede esperar.




Lo dicho, que cuando el argumento principal de una marca se centra en una falsa realidad es que algo va mal y no tiene pinta de mejorar. Espero que se pongan las pilas por el bien de los consumidores y por el suyo propio.  

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