Hoy en día los coches que se fabrican poseen multitud de componentes tecnológicos que mejora la seguridad de sus ocupantes. A mediados del siglo XX la cosa era bien distinta, aunque hubo un hombre que se atrevió a fabricar lo que sería el coche más seguro del momento. Y el resultado final fue más que sorprendente... Estados Unidos, final de la década de los 50. La Segunda Guerra Mundial ha quedado atrás y el país está sufriendo una explosión de crecimiento que se refleja de forma fiel en el sector del automóvil. Cada vez hay más coches en las calles, y con ello aumenta también el número de víctimas en la carretera. Sin embargo, la preocupación por la seguridad en los coches no es algo que esté latente ni en los fabricantes, ni tampoco en los conductores. Dicha preocupación no comenzará a aparecer hasta mediados de los 60, sin embargo, un ingeniero llamado Walter C. Jerome se adelantó a esta preocupación, y con la ayuda de algunos estudiantes a los que impartía clase diseñó