Si hay una leyenda o mito común en el mundo del automóvil, es la de pensar que un buen motor debe tener un equilibrio en su relación potencia-cilindrada. Recuerdo que cuando era pequeño y me interesaba por las conversaciones de los adultos, cuando hablaban de coches la frase "ese motor está más apretado que los tornillos de un submarino" era muy común. Y lo cierto es que para mi dicha afirmación era algo de total sentido común, hasta tal punto de que siempre ponía el mismo ejemplo: el motor de un coche es como el cuerpo de un ser humano, y al igual que a un hombre de 60 kilogramos le costará mucho más esfuerzo levantar un peso determinado que a uno de 100 kilos de puro músculo, un motor tendrá también sus limitaciones dependiendo de su cubicaje y número de cilindros. ¿Pero qué ocurre si a nuestro hombrecillo comenzamos a atiborrarle de anabolizantes? Exacto, puede llegar al nivel de nuestro machote de 100 kilos. Pues con los motores actuales estamos viendo ...