A lo largo de nuestra vida siempre damos y recibimos regalos. Ignoro si te ocurrirá lo mismo, pero para mí no hay nada más estresante que verme en la obligación de comprar un regalo para alguien, aunque sólo sea por el detalle. Y todo con el fin de encontrar ese artilugio que sea acorde con los gustos que pensamos que tiene la persona destinataria para después saber que estábamos equivocados y ver cómo trata de disimular esa cara de "¿para qué demonios quiero yo esto?" Sin embargo, ignoramos que el mejor de los regalos que podemos ofrecer a quienes nos rodean es, curiosamente, el más sencillo de dar y más barato de obtener. Me refiero, a la sonrisa. ¿Acaso hay algo mejor que provocar la risa en alguien, o que otra persona te la arranque a ti? Por eso, y como no conozco vuestros gustos personales (salvo la afición por el mundo del motor) qué mejor que hacerte pasar un momento agradable compartiendo contigo algunas imágenes que circulan por la red que nos demuestra