Normalmente, cuando vas a una biblioteca o un supermercado, por citar dos ejemplos, encuentras los libros o los productos correctamente clasificados, catalogados y etiquetados para facilitar su búsqueda. Es más, desde que el ser humano tiene consciencia siempre ha sentido la necesidad de clasificar y ordenar. ¡Incluso nos clasificamos a nosotros mismos!; tenemos D.N.I, número de afiliación a la seguridad Social, somos el cliente nº tal de un Banco, una tienda, etc. Entonces. ¿Por qué no hacer un catálogo sobre los distintos tipos de conductores que circulan sobre el asfalto de nuestras ciudades, pueblos y carreteras? Pues eso mismo me he atrevido a hacer. No ha sido una tarea fácil, es más, dicho catálogo se encuentra abierto a incluir nuevas categorías que puedan aparecer en el futuro o que bien por error, bien por olvido, nos hayamos dejado tirado en la cuneta. Sea como sea, he procurado ser lo más extenso posible y lo más sincero posible, aun a riesgo de herir la sensibi...