¿Qué tienen en común las palabras irracional, incoherente, descabellado, insensato, disparatado, ilógico e inadmisible? Exacto, que son palabras sinónimas de absurdo. Cuando usamos ese término, nos solemos referir a algo que es totalmente opuesto a lo que la razón exigiría, o bien que es extravagante o fuera de lo común.
El mundo del automóvil puede ser también un buen ejemplo para ilustrarnos sobre lo que puede y no puede ser absurdo. Ahora bien, ¿qué es lo que tiene que tener algo para ser considerado como absurdo? Como he dicho anteriormente, podemos considerar como absurdo algo que se sale de lo comúnmente establecido, sin que exista la necesidad de que sea algo estúpido o innecesario.
Por eso, hoy me gustaría presentaros algunos de los coches que, por un motivo u otro, han querido sentar un precedente saliendo de los clichés tradicionalmente establecidos dentro del mercado automovilístico actual y que en nuestro país hemos tenido el honor o la desgracia de contemplar. Coches que perfectamente pueden ser el resultado de una idea tan genial como de una mala noche de garrafón... coches absurdos los mires por donde los mires.
Desde que era pequeño siempre me he preguntado cuáles son los criterios a seguir para determinar el valor de un determinado objeto o material. ¿Por qué el oro es tan apreciado en todo el mundo? Para mí sólo es un elemento natural de la tierra brillante y pesado, y sin embargo, si me encuentro un lingote de 10 kilos me pagarán un pastizal por él.
Está claro que las cosas, por sí, no valen nada, sólo el valor que queramos darle, y con los productos que se venden, igual. Un buen ejemplo de ello es el Aston Martin Cygnet, un despropósito de coche lo mires por donde lo mires destinado simplemente a quienes son tan estúpidos de pagar 40.000 euros por tener un coche que no es sino una versión de un modelo que cuesta hasta cuatro veces menos, por mucho que le sobre el dinero.
Porque hablemos con propiedad, como bien sabrás este Aston Martin no es más que un Toyota iQ remarcado al que simplemente han retocado el exterior incluyendo la típica parrilla de la marca británica y en cuyo interior han incluido materiales alejados de los plásticos duros de su hermano japonés.
Sin embargo, el motor sigue siendo el mismo, un 1.0 VVT-i de 68 CV y cambio manual por un lado, y otro más potente 1.33 VVT-i de 98 CV. Es decir, que como precio más bajo tendrías que pagar 40.000 euros por un coche del tamaño de una lavadora cuyo motor es rídiculo, pero eso sí, con cuero por todos lados y el emblema de Aston Martin. ¡Bravo!
BMW X6
Que en temas de diseño y clasificación por segmentos la industria automovilística se haya saltado todos los parámetros hasta ahora conocidos no es una novedad. Creo que el primer gran paso en este aspecto fue la llegada de los SUV y su espectacular aceptación, tanto, que hoy en día para cualquier marca generalista (e incluso algunas premium) tener un SUV en su catálogo se ha convertido en algo obligatorio.
Sin embargo, por el año 2008 a BMW se le ocurrió rizar el rizo: ¿Y por qué no hacemos un gran SUV pero con estética coupé y prestaciones dignas de un deportivo de pura raza? Para entendernos, hacer esta pregunta es como sugerir que mojes chocolate en la yema de los huevos fritos que te estás comiendo, o añadir chorizo a tu bocadillo de nocilla.
Sin embargo, al igual que ocurre en la cocina, al mezclar productos que teóricamente deberían darte arcadas, a veces el resultado es espectacular. Y así es el BMW X6, un SUV no sólo inútil para salir del asfalto, sino que con sus enormes ruedas de perfil bajo (según versiones) te puedes dejar los riñones con cualquier piedra o badén. Que a pesar de tener una longitud de casi 5 metros su caída del techo hace que las plazas traseras sean incómodas si eres alto, y que incluso con una versión diésel el consumo no baje de los 8 litros.
Pero a pesar de todo ello qué quieres que te diga, si lo has visto en vivo sabrás lo que es un flechazo.
CITROËN C4 CACTUS
Desde que este vehículo aterrizó en nuestro mercado, la marca de los chevrones siempre nos ha ofrecido al C4 Cactus como un verdadero hipster de cuatro ruedas que quiere convertirse en el precedente de una nueva era.
Lo que más llama la atención son sin dudas sus llamativos parches de plástico con cámaras de aire que sirven para evitar daños en la chapa debido a golpes o “picotazos” que podamos recibir por parte de otros conductores. El otro principal reclamo que usa el Cactus para atraer compradores es su habitabilidad interior, conseguida gracias a un salpicadero simplificado, sin prácticamente botones y con un novedoso airbag de techo que permite guardar más espacios en la guantera.
Y todo ello sin que su precio se vea incrementado respecto a la competencia. ¿Dónde está el truco entonces? Pues en prescindir de otros elementos como los elevalunas eléctricos no se bajan completamente con un simple toque, que las ventanillas traseras no se bajan, que el techo panorámico opcional no tiene cortinilla, que no hay asideros en el techo, que el acompañante no cuenta con espejo en el parasol, que la amplia guantera no tenga ni luz ni cerradura, que el cinturón de seguridad no se regule en altura, que se haya eliminado parte del material que ayuda a una mejor insonorización del habitáculo y, lo que para mí es imperdonable, que tampoco tenga tacómetro o cuentarrevoluciones.
Tengo que admitirlo, creo que este coche es una verdadera pasada lo mires por donde lo mires, tanto, que su resultado final no fue más que un compendio de geniales estupideces llevadas a cabo por los ingenieros de Honda.
Pero vayamos por partes. En primer lugar, hay que decir que, aunque no lo parezca, este coche se trata de un híbrido que combina un motor de gasolina y otro eléctrico, pero lo que lo hacía único dentro de este sector era que dicho sistema estaba asociado a una caja de cambios manual. Tal vez, dentro de esta época en la que ya hemos ido asimilando la llegada de grandes deportivos dotados con motores eléctricos que los hacen más eficientes sin que pierdan sus prestaciones, podemos decir que el Honda CR-Z fue el que sentó el primer precedente.
Tenemos pues un coche con diseño deportivo y configuración de 2+2 plazas, transmisión manual de 6 velocidades y un sistema híbrido que lo hace más eficiente respecto a sus competidores. Todo parece perfecto, ¿dónde está pues la absurdez? Pues que este coche no encajaba con la filosofía de el público al que pretendía ir dirigido.
En primer lugar, decir que no era tan deportivo, ya que en su primer lanzamiento contaba con 124 CV, cifra que aumentó con su restyling posterior hasta los 137 CV, cifras que se quedan cortas si las comparamos con las versiones que supuestamente podían llegar a ofrecer sus competidores: Volkswagen Scirocco o Peugeot RCZ, por citar un par de ejemplos.
El resultado fue un coche que apenas se vendió en nuestro mercado. Es cierto que era muy llamativo, con un interior muy futurista y psicodélico, y ofrecía una novedosa alternativa al mundo híbrido a quienes fueran muy puristas a la hora de conducir. Sin embargo, sus plazas traseras eran prácticamente testimoniales y el maletero muy pequeño. Lo dicho, tan estúpidamente novedoso que no llegó a cuajar.
Pongámonos en situación: desde siempre te han gustado los coches, y más los deportivos. Sin embargo con el paso de los años asientas la cabeza, te casas y tienes un hijo. Tu viejo deportivo que tienes desde que te sacaste el carnet de conducir debe ser sustituido por un coche de corte más familiar para hacer frente a todas las necesidades de la familia, pero tu no renuncias a tener un coche de diseño deportivo y que te haga sonreír al volante.
Ello te cuesta multitud de discusiones con la parienta, y ella no para de repetir que abandones tu estúpida idea de un coche deportivo. Pues aquí tienes una estúpida solución para tu estúpido problema: un coche deportivo con una sola puerta trasera para hacer más fácil el acceso a las plazas traseras sin que la imagen deportiva del coche se vea mermada.
Así que como nunca vas a tener una respuesta coherente para tu mujer sin que para ello tengas que renunciar a tus ilusiones, el Hyundai Veloster es la solución ideal: un punto medio que pondrá la paz a vuestros conflictos de intereses.
MERCEDES - BENZ GLA
Imaginemos que vas a un mercado cualquiera buscando un calzado para salir a correr por las mañanas con el fin de bajar esos kilos de más. Llegas a la sección de deportes y encuentras un calzado de calidad a un buen precio que cumple de sobra con tus expectativas. Sin embargo, justo al lado, hay otro modelo exactamente igual pero con bordados que le hacen tener un aspecto mucho más molón, pero con un precio superior. ¿Qué hacer, pues?
Este mismo caso ocurre con el Mercedes GLA y su hermano, el Mercedes Clase A. Como bien sabes, el GLA no es más que la versión SUV del Clase A, con las diferencias estéticas y de tamaño que ello conlleva. Sin embargo, las diferencias de precio entre ambos modelos son evidentes. ¿Compensa entonces decantarse por un GLA en vez de un Clase A?
Pues déjame que te diga que si lo haces por temas de habitabilidad estás cometiendo una somera estupidez, ya que a diferencia de lo que solemos imaginar, en este caso el GLA sigue pecando de unas plazas traseras justas, algo que en un coche con una vocación más familiar que el Clase A es injustificable. Eso sí, al medir 12 centímetros más, su maletero es algo mayor que el de su hermano compacto.
El único motivo por el que en este caso, ya mi juicio, vale la pena desembolsar más pasta por un mismo coche son las cualidades del GLA fuera del asfalto, que son bastantes notables según he podido leer en varios medios especializados, superando a rivales como el BMW X1 o el Audi Q3. Además, en opción, podrás elegir un paquete off-road con el que a través de un botón ubicado en el salpicadero se activan una serie de parámetros que cambia la cartografía del motor, del cambio, el control de tracción y estabilidad, además de incluir un sistema de control de descenso; todo ello pensado en su conducción fuera del asfalto.
Si te gusta la cultura automovilística oriental, sabrás que en Japón son comunes los denominados "kei cars"; pequeños coches diseñados para circular por las concurridas calles del país, con motores, modestos, y un diseño muy cuestionable pero que justifican gracias a su gran practicidad, donde el espacio es aprovechado hasta el último milímetro que los convierten en auténticos ingenios sobre ruedas.
El origen de estos vehículos se deben a las severas medidas anticontaminación del país asiático, y como he dicho anteriormente, a los problemas de espacio, por lo que puede decirse que son una respuesta automovilística a un problema propio, lo que los convierten en un tipo de cultura o entendimiento diferente del concepto de movilidad.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando queremos exportar un tipo de cultura fuera de nuestras fronteras? Pues que chocamos con la cultura y la tradición de dicho lugar, lo que propicia que no sea recibida o vista con buenos ojos, salvo para aquellas mentes abiertas dispuestas a entender otras formas de ver la vida.
Esto mismo es lo que le ha ocurrido al original y llamativo Nissan Cube, un coche de menos de 4 metros de longitud con un espacio interior digno de un coche de 5 metros, algo que en nuestro país sólo ha conseguido ofrecer el Renault Twingo de primera generación.
Ello lo conseguía gracias a un interior muy diáfano y sobrio, con el salpicadero muy adelantado, banquetas modulables posteriores, una gran altura al techo y un maletero notable para su tamaño. Sin embargo, como buenos occidentales que somos, estamos condicionados por la cultura de la imagen y la estética, y ese fue la mayor absurdez a la hora de intentar comercializar el Cube en nuestro país, que era una "Betty, la fea" en toda regla, y nadie quiere a una fea en su vida.
PEUGEOT 1007
De nuevo nos encontramos con un coche que proponía una solución ingeniosa a un determinado problema, ya que nos encontramos ante el único vehículo de tamaño reducido cuyas puertas laterales se abren de forma corredera.
Evidentemente, la idea de estas peculiar configuración de las puertas era facilitar el acceso y salida a las plazas del vehículo, algo que es de agradecer cuando hay poco espacio con el coche que tenemos estacionado justo al lado, y también para aquellas personas que por alguna causa tengan problemas de movilidad. Dichas puertas se podían abrir y cerrar electrónicamente a través del mando a distancia, bien las dos a la vez o de forma independiente.
Hasta aquí todo parece bien; tenemos un coche que propone una buena solución para acceder y salir de él, y ya está. Porque por lo demás, el 1007 no destacaba en nada. Estéticamente dejaba qué desear, no tenía un gran espacio interior ni maletero en relación con su tamaño, y para colmo era bastante caro, ya que su precio partía desde los 14.000 euros, aunque ello se justificaba por su completo equipamiento de serie que incluía control de estabilidad, siete airbags y ordenador entre otros elementos, aunque sorprendentemente no todos tendrán aire acondicionado.
RENAULT AVANTIME
Y finalmente concluyo mi particular recopilación de coches absurdos con uno que está tan carente de sentido que tengo que admitir que me tiene enamorado. No en vano, estamos hablando del único monovolumen de 3 puertas que se haya construido jamás.
Presentado en el año 2002, el Avantime se ofrecía bajo la tutela de ser un monovolumen con características de coupé que quería llamar la atención de los jóvenes de la época que vieron como el Renault Espace se había convertido en todo un éxito de ventas. Lo que Renault pretendía hacer con el Avantime era aprovechar el revolucionario concepto de monovolumen sembrado por el Espace para atraer a un público joven haciéndoles creer que los conceptos de espacio y deportividad no tenían por qué estar reñidos.
Sin embargo, todo el éxito precedente del Espace se manifestó en fracaso con esta nueva revolución que Renault quería implantar en el cliente joven. Y es que el Avantime no era ni tan espacioso como el Espace, ni tampoco tan deportivo como cualquier modelo de la "supuesta" competencia, por lo que tan solo un año después de su puesta de largo, la marca francesa tuvo que admitir su fracaso.
Sin embargo, hoy en día este vehículo se considera una gran rareza, lo que ha propiciado que tenga una buena legión de seguidores, sobre todo entre aquellos que buscan un coche muy exclusivo y extraño de ver por las calles.
El Citroen C4 Cactus me gusta bastante, es un coche que ahora mismo me compraria, me sorprende lo que mencionas de la ausencia de cuentarevoluciones, ¿llevara algún testigo al menos para no llegar a la zona roja?
ResponderEliminarEl Honda CR-Z tambien me parece un coche muy atractivo, aunque viendo el papelón de Honda en la F1, cualquiera se atreve a comprarlo ahora.
Un saludo.
Buenas compañero:
ResponderEliminarAl igual que a ti, el C4 Cactus también me parece un coche muy atractivo, sobre todo el exterior, tan original y vanguardista que debe hacerte sentir como los propietarios de esos Citroën del pasado que tan adelantados estaban a su tiempo, pero a diferencia tuya creo que jamás me lo compraría, sobre todo por el interior, que no termina de convencerme. Cuestión de gustos, supongo.
Por su parte, el CR-Z es espectacular, sólo he tenido la ocasión de ver un por la calle y es precioso, aunque totalmente inútil si no estás soltero o como mucho tienes pareja. Eso sí, me parece una forma asequible de tener un coche exclusivo y de gozar de una experiencia de conducción única debido a su configuración, lo malo es que dejó de venderse hace ya unos meses.
Un saludo ;)
El Cube y el Avantime se pelean por ver quien es el más feo, seguidos muy de cerca por el 1007.
ResponderEliminarEl diseño del CR-Z es hermoso y más el de la última versión que se presentó hace unos días. De todas maneras concuerdo con tu análisis, es un auto absurdo y esa es la respuesta a porque se vende en tan pocos mercados.
Ignoro cuanta aceptación tendrá el CR-Z en el mercado asiático, pero si es tan pobre como la del europeo y latinoamericano resulta muy curioso que Honda siga apostando por este vehículo. De todas formas, yo lo agradezco. ¿Qué sería del mundo sin esas brillantes absurdeces que no dejan indiferente a nadie?
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