¿Te imaginas qué pasaría si en la Fórmula 1 alguna escudería presentara un monoplaza de gran tamaño y con la cabina totalmente cerrada? Pues eso es lo que hizo la marca alemana Adler en los años 30 para competir contra los pequeños monoplazas de cabina abierta que dominaban las competiciones de la época. ¿Tuvo éxito esta extravagante idea?
La vida es un viaje que comienza cuando nacemos y termina con
nuestra muerte. Esta sencilla metáfora puede aplicarse también a la historia
del automóvil, la cual está repleta de fabricantes que tuvieron un esperanzador
nacimiento, pero que no han tenido la misma suerte que las marcas actuales, y
tristemente han desaparecido. Studebaker, Oldsmobile, o los más recientes casos de Saab y
Hummer son sólo algunos ejemplos.
Pues bien, dentro de este grupo de caídos,
hubo una marca que se atrevió a dar un paso de gigante en la concepción de lo
que debería ser un coche de competición. El fabricante al que me refiero es
Adler, una marca que tal vez para algunos sea desconocida, pero si eres un
amante de los clásicos, estoy seguro de sabes de lo que estoy hablando.
Dentro de la marca alemana existieron coches realmente
sorprendentes para su época, como por ejemplo el Adler Trumpf de 1932, pero mi
atención se centra en un vehículo que nació con unas aspiraciones realmente
sorprendentes. Estoy hablando del Adler Trumpf Rennlimousine, un vehículo
diseñado para participar (y ganar) en las grandes competiciones de resistencia
que se celebraban en lugares tan míticos como Le Mans, o Spa.
UN DISEÑO REVOLUCIONARIO AL ESTILO ZEPPELING
El arma principal que el Rennlimousine emplearía para tratar
de derrotar a sus enemigos en estos grandes eventos era sin duda alguna su
diseño, muy innovador para la época, siendo la historia de su fabricación igual
de sorprendente que su imagen. Resulta que por aquellos años existía un tipo húngaro llamado
Paul Jaray que por entonces era considerado como el Pininfarina de los
zepelines, por así decirlo. Pero Jaray, además de diseñar zepelines, defendía
que la forma de estas aeronaves eran totalmente compatibles con el mundo de la
automoción en términos de aerodinámica.
El primer fabricante que creyó en estas afirmaciones fue la
checa Tatra, y como fruto de la aplicación de estas creencias surgió el Tatra
T87. Entonces, Adler también decidió aplicar esta curiosa filosofía para la
creación del Rennlimousine, dando como resultado este espectacular y
aerodinámico vehículo, lo cual era meritorio, ya que no olvidemos que los
túneles de viento no existían por entonces, y las medidas aerodinámicas se
conseguían colocando hilos por toda la carrocería y fotografiando el coche en
movimiento para ajustar las curvas de la carrocería a las trayectorias de los
hilos (líneas de corriente)
Como se pueden contemplar en las imágenes, lo más llamativo
del Adler es su peculiar parabrisas curvado, el cual casi forma un ángulo de
180 grados, que canaliza todo el aire hacía la parte trasera, la cual se va
estrechando hasta conseguir una zaga prácticamente cónica, sin apenas oponer
resistencia.
SUS PRINCIPALES INNOVACIONES
No todo era aerodinámica y diseño en el
Rennlimousine. Además de las ideas de Paul Jaray, Adler contaba entre sus filas
con Hans-Gustav Rohr, creador del Adler Trumpf en 1932, un coche que también
era realmente innovador en su época. No en vano, contaba con suspensión
independiente con amortiguadores hidráulicos, cambio de marchas en el volante,
piso soldado a la carrocería, eje trasero independiente, y algo prácticamente
inédito: tracción delantera.
Pues bien, el Rennlimousine heredó todas estas innovaciones,
a lo que habría que añadirse el hito de ser uno de los primeros automóviles de
cabina cerrada que compitió en Le Mans. Resumiendo, que en una época en donde
los coches de carreras eran prácticamente de tracción trasera y cabina abierta,
Adler pretendía competir con una filosofía totalmente contraria. ¿Te imaginas
un vehículo de tracción delantera y cabina cerrada compitiendo en la F-1?
Sin embargo, el principal lastre de este modelo era su motor,
el cual no tenía una potencia muy excesiva, ya que se trataba de un cuatro
cilindros en línea que rendía una discreta potencia de 56 CV, y todo ello
acoplado a una transmisión de cuatro velocidades.
SUS RESULTADOS EN COMPETICIÓN
En el año 1937, Adler participó por primera vez en las 24
horas de Le Mans con tres modelos del Rennlimousine. El primero de ellos,
pilotado por el Barón
Fritz Huschke von Hanstein y Mme. Anne-Cecile Rose-Itier, tuvo que retirarse
tras 40 vueltas, y no por un accidente o una avería, sino por un hecho bastante
curioso. Como consecuencia de las fuertes lluvias que había durante la
competición, a humedad en el interior del coche hacía completamente imposible
ver la pista a través del parabrisas, lo que unido a la forma aerodinámica del
coche con su posición de conducción casi en el centro del habitáculo, tan
distante del parabrisas, hacía imposible para el piloto llegar a la parte
interior del mismo para limpiarlo.
Mejor suerte tuvo la segunda unidad (según las fuentes con el
número 34), pilotado porOtto von Löhr y Paul Guilleaume, que acabó en un meritorio 9º
puesto en la clasificación general, y un excelente 2º puesto en su categoría.
Y por último, el que mejores resultados obtuvo fue el que
participó con el número 33, pilotado por Peter Graff Orssich y Rudolf
Sauerwein, quedando 6º en la general y 1º dentro de la clase 2.0.
Un año después, el Rennlimousne volvió para la siguiente
edición de esta mítica carrera, y de nuevo, hubo suerte dispar para sus
participantes. El número 33 pilotado por Otto Lohr y el Conde Paul Von
Gilleaume, obtuvo el 7º puesto en la general y la victoria en la clase 1.5
litros, mientras que el número 32 sufrió un accidente. Esta unidad fue enviada
a la fábrica para su reparación (modificándose el frontal) para posteriormente
servir como coche de demostración y espectáculos por parte de importadores
¿QUÉ HA PASADO CON ESTE VEHÍCULO?
Como bien es sabido por muchos, tras la 2ª Guerra Mundial, Adler abandonó la fabricación de automóviles para centrarse exclusivamente en el sector de las motocicletas, y qué les ocurrió a los modelos del Rennlimousine durante la contienda es algo bastante desconocido. No es hasta el año 1955 cuando una de estas unidades volvió a aparecer en la localidad de Ansbach, al norte de la región de Baviera.
Sin embargo, el coche no era exacto al que había competido dos décadas atrás: había sido modificado para poder circular por la calle con mayor facilidad, añadiéndole luces antiniebla y unos parachoques. Posteriormente el coche cruzó el charco para llegar a Estados Unidos, donde parece ser que fue cambiando de propietarios hasta que en el año 1994 comenzó a formar parte de la colección europea de la Blackhawk Collectionc, una compañía con sede en San Francisco especializada en la adquisición y venta de vehículos clásicos de calle y competición.
Actualmente el coche se encuentra en perfecto estado y totalmente restaurado como manda los canones, con casi el total de los paneles de la carrocería originales y su número de chasis bien visible, como debe ser en todo clásico.
Es más, parecía que el verano pasado el coche iba a subastarse en un importante evento que se celebró el Monterey (Arizona), estimándose que la puja alcanzaría una cifras entre el 1,2 y 1,8 millones de dólares, pero poco antes de celebrarse dicho evento el Adler fue retirado de la puja. Tal vez sus actuales propietarios le tienen tanto cariño que ni todo el oro del mundo es suficiente para arrebatárselo.
Me gusta mucho tu pagina, es completisima y muy intereante.
ResponderEliminarPor favor, hecha un vistazo a la mia a ver que te parece. www.planetacochesymotos.blogspot.com
¡Está muy bien! Enhorabuena. Creo que esto es lo más bonito de dedicar tiempo a un blog, que conoces a gente con tus mismas aficiones con las que intercambiar opiniones, y ves blogs que van más allá de las típicas webs de noticias.
EliminarUn saludo;)
Este coche lo tengo desde hace un tiempo "fichado" pero no me había parado a leer su historia. Interesantísima. Me esperaba unos resultados desastrosos en competición debido a su concepto innovador pero son bastantes buenos. En la foto que sale con sus compañeros de carreras se nota realmente la diferencia.
ResponderEliminarEste Adler me recordó a un concepto similar de Mercedes-Benz, del que hablé en mi blog:
http://sportspain.blogspot.com.es/2014/08/el-mercedes-benz-que-acudio-pebble-beach.html
Saludos!
La verdad es que se parecen muchísimo. Imagino que será cosa de las tendencias de diseño, tal y como ocurre ahora, que hay coches que se parecen muchos unos a otros, aunque creo que el Mercedes está mejor conseguido.
EliminarUn saludo ;)
Excelente reportaje, yo te debo confesar que había oído nombrar la marca pero no conocía este soberbio modelo. Gracias por ilustrarnos sobre este pionero de Le mans.
ResponderEliminarRealmente parece una aeronave especialmente el parabrisas delantero y el interior es como una carlinga, el emblema alado le va de cine.
Saludos.
Se nota que se inspiraron mucho en el mundo de la aviación para su diseño. Resulta curioso como en algunos casos el mundo del motor se inspira o recurre al mundo de la aviación para algunos de sus modelos, ya sea en términos de diseño interior y exterior, publicidad, etc.
EliminarUn saludo ;)
Me encanta este tipo de historias y descubrir marcas que siendo desconocidas para el publico, han tenido un papel importante en el automovil. Sobre el coche comentar que tiene una línea muy chula para su epoca
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra que te haya gustado el post. Y gracias también por tu comentario en mi humilde blog.
EliminarEs cuanto a la estética, seguro que el Adler provocó muchos esguinces cervicales en su época, jejeje.
Un saludo ;)
Gracias a ti Alvaro por la respuesta y si no creas yo cuando vi el coche por primera vez, me provoco un pequeño esguince hehe y una pena que no se sepa más de este coche. Un saludo :)
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