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LOS GASTOS OCULTOS DE UN COCHE DE GAMA ALTA


Autor: Ricardo Botín,  copywriter y redactor experto en automoción.

Como durante años he trabajado en el sector del automóvil —primero en el departamento de ventas de un concesionario y ahora como copywriter y redactor especializado en automoción— me gustaría explicar una serie de cosas a aquellas personas que están pensando en comprarse un coche de gama alta.
Sigue leyendo si quieres saber más sobre los gastos ocultos que
conllevan los coches premium.



EL CASO REAL DE UN CLIENTE CUALQUIERA



Ahora que parece que la crisis comienza a alejarse, de nuevo vuelve a verse una cierta alegría en los concesionarios, similar a la que había antes de la gran depresión por la que ha pasado la economía en los últimos años.

Nadie puede negar que las exposiciones de las marcas generalistas comienzan a llenarse de nuevo con clientes. Lo mismo ocurre con las marcas premium o de gama alta, que también empiezan a recibir una suficiente afluencia de potenciales compradores interesados en sus vehículos.

Por lo que me cuentan varios conocidos del sector —al igual que sucedía en 2002 o 2003—, de nuevo vuelven a aparecer por las concesiones clientes jóvenes, con algo de dinero ahorrado y una mínima estabilidad laboral.

Sigue leyendo porque el caso que te voy a contar se adecuaría mucho a ese perfil y es un ejemplo perfecto de lo que no debe hacer nadie a la hora de comprarse un coche.


QUIERO UN COCHE POTENTE


Aunque por cuestiones de privacidad no te diré su verdadero nombre, para explicarte su historia vamos a hacernos a la idea de que aquel cliente se llamaba Patxi.

Patxi apareció un día por la concesión y me pidió que le enseñase un coche compacto, deportivo y que fuese muy potente. Al preguntarle si prefería diése o gasolina, me respondió con una sonrisilla de suficiencia que, por supuesto, gasolina. Así que le expliqué las motorizaciones que había, recomendándole en concreto un motor de 4 cilindros, sobrealimentado con turbo, que por aquel entonces daba muy buenos resultados. 

La respuesta fue: “ni hablar; yo quiero algo con más cilindrada y potencia”

Entonces le comenté —pensando que sería demasiado coche para él— que también se comercializaba un motor V6 de 3.200 centímetros cúbicos, que en aquella época entregaba una potencia de 250 CV. 



Al escuchar aquellos detalles, los ojos comenzaron a hacerle chiribitas y se le cambió la expresión de la cara. Me dijo que nos centrásemos en esa motorización, pero que lo quería muy bien equipado: con llantas de 19”, suspensión deportiva, asientos deportivos de cuero, inserciones en aluminio, equipo de música de gama alta, y todo tipo de opcionales de lujo. En total, el precio de aquel vehículo superaba los 40.000 euros.

Después de una semana sin saber de él, Patxi regresó de nuevo al concesionario acompañado por sus padres y su novia. En esta segunda visita, me contó que había decido comprar ese coche porque tenía bastantes ahorros, con lo que tan solo necesitaría financiar la mitad del vehículo. Yo mismo le tramité la financiación y, aunque era joven, como tenía trabajo fijo y su padre le avalaba, no tuvo problemas para que la financiera le concediese un préstamo de 22.000 euros.

DESGRACIADAMENTE, EL DINERO SE ACABA


Patxi se llevó su coche y no volví a saber nada de él hasta dos años después, cuando acudió a hacer el primer mantenimiento. Entonces algo me llamó la atención porque, aunque no había hecho muchos kilómetros, las ruedas las tenía muy gastadas y las pastillas de freno tampoco estaban para muchas bromas.

El mecánico que estaba haciéndole el cambio de aceite al coche de Patxi me explicó que, debido a que era un vehículo muy potente, si se conduce de un modo muy agresivo es normal que las ruedas y los frenos se desgasten con mucha rapidez.

De regreso a mi despacho, me encontré con Patxi en la sala de espera de la concesión. Sin apenas preámbulos se sinceró conmigo: por culpa de la crisis del ladrillo se había quedado sin trabajo hacía unos meses. Y con lo que cobraba del paro a duras penas podía pagar la financiación; como mucho, alguna vez se permitía el lujo de llenar el depósito de gasolina (encima el motor 3.2 era un poco delicado y solo marcha bien con gasolina de 98)

También me comentó que el asesor de servicio del concesionario le había sugerido que cambiase las ruedas y las pastillas de frenos, pero no podía hacerlo porque no disponía de dinero suficiente para pagarlo todo.

LOS GASTOS DE UN VEHÍCULO DE GAMA ALTA



A pesar de que el nombre de Patxi es ficticio, este caso que he contado es totalmente real. Y lo peor de todo es que, cuando estalló la burbuja inmobialiaria, se producía con cierta frecuencia. Cada cierto tiempo nos llegaba algún cliente planteándonos siempre el mismo problema: ante la imposibilidad de hacerse cargo de los gastos del coche, no les quedaba otro remedio que venderlo.

Por eso, si estás pensando en comprarte un coche de gama alta, te recomiendo que antes de hacerlo hagas caso de alguno de estos consejos:

  • El precio del mantenimiento de un vehículo de gama alta es bastante más elevado, no solo porque la mano de obra es más cara, sino porque los repuestos también lo son. Si compras un Mercedes o un Audi, analiza si serás capaz de hacer frente a los mantenimiento prescritos.
  • El seguro de un coche premium es siempre mucho más caro que el seguro de un coche más modesto. Además, ¡qué menos que asegurar a todo riesgo tu bien más preciado, ese Porsche Cayman que tanto te está costando pagar! Pues vete haciendo números sobre cuánto te costará este tipo de seguro…
  • El garaje es imprescindible: no vas a dejar un coche tan bueno en la calle, ¿verdad? Imagínate que te lo roban o que te lo encuentras a la mañana siguiente destrozado por unos gamberros.
  • El impuesto municipal, en vehículos potentes y de gran cilindrada, suele ser también más alto.
  • El peligro de multas es una realidad: nadie —o casi nadie— se compra un coche de 250 CV o de 300 CV para ir a 120 km/h. Conozco al propietario de un Audi S8 al que le llegan dos o tres multas al mes por exceso de velocidad.

¿QUÉ SOLUCIONES HAY PARA ABARATAR LAS FACTURAS?




Si le tienes mucho cariño a tu coche premium y estás pasando por una mala racha a nivel económico, antes de deshacerte de tu vehículo puedes hacer determinadas cosas que te ayudarán a recortar algo los gastos generales de tu bólido.

Lo primero que puedes hacer es aprender algo de mecánica básica. Cambiar el aceite del coche no es una tarea tan complicada y en todas las ciudades alquilan boxes para que tú mismo puedas efectuar con tus propias manos las tareas básicas de mantenimiento, como puede ser el cambio de aceite y filtros. Incluso los costes de los repuestos también los puedes rebajar bastante si recurres a webs “low cost”. 

Si, por ejemplo, eres propietario de un BMW, puedes comprar aquí recambios para BMW a un precio muy bajo.

Otra opción es repostar en gasolineras de precios bajos. En muchas aplicaciones y sistemas de navegación ahora te indican cuáles son las estaciones de servicio más baratas de la zona por la que vas a circular, aunque la opción más inteligente para que tu coche no te arruine la vida sería conducir con prudencia, respetando la normativa de tráfico. 

Ya sé que esto, con un coche potente, es difícil de cumplir, más aún sabiendo que es muy probable que dentro de ti haya un piloto de Fórmula Uno en ciernes, a solo un paso de que, cuando el próximo semáforo se ponga en verde, aparezca un ojeador de Ferrari o de Mercedes dispuesto a ofrecerte un puesto en su escudería. Pese a todo ello, evita tus impulsos de salir quemando ruedas. Tu bolsillo y tu seguridad te lo agradecerán.





Comentarios

  1. Tenía entendido que los coches de alta gama eran los que sufrían una devaluación mas rápida y acusada, ahora acabo de entender el porqué.
    Ricardo, como siempre es un placer leerte, y un saludo.

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