La idea de que en un futuro los coches llegarán a volar y necesitarán ruedas para desplazarse siempre ha estado presente en el mundo del motor, pero son como las promesas de los niños mentirosos; nunca se cumplen. Al menos por intentarlo no ha sido, tal y como demuestra este prototipo que Ford presentó hace nada más y nada menos que 60 años.
¿Coches voladores? Seguramente, en nuestra infancia todos nosotros hemos soñado con que algún día veríamos los coches circulando por los cielos en vez de por el asfalto, e incluso hemos deseado que ese futuro llegase cuando fuéramos adultos. Pues nada, llevamos ya casi 20 añitos de siglo XXI y los coches siguen necesitando de carreteras para poder circular, por mucho que Robert Zemeckis se imaginase a finales de los 80 DeLoreans volando en el año 2015.
Pero lo cierto, es que este sueño más propio de un niño, no es nada nuevo dentro de la industria del motor, y hubo muchos emprendedores e ingenieros que intentaron adjudicarse el mérito de ser los primeros en conseguir este hito. Uno de estos intentos dio como el resultado al Ford Levacar Mach-1, un curioso concept car de finales de los años 50 que verdaderamente hizo pensar a la gente de la época que en el siglo XXI los coches ya no necesitaría ruedas.
SE PRESENTA EL COCHE VOLADOR
Año 1959, nos encontramos en el edificio Rotunda de Ford, una atracción turística ubicada originalmente en South Side
Chicago, Illinois y que luego fue trasladada a Dearborn, Michigan. En un
momento, fue el quinto destino turístico más popular en los Estados
Unidos a mediados del siglo XX hasta que en año 1962 quedó totalmente destruído por un incendio. En su interior hay una gran espectación, ya que se dará a conocer un vehículo que pretende ser la anticipación de un nuevo y revolucionario futuro en lo que a movilidad se refiere.
Sobre una plataforma se ubica un extraño vehículo monoplaza con forma de pequeño cohete o avión que destaca por no tener ningún tipo de ruedas. En su interior se hallaba Andrew Kucher, vicepresidente de ingeniería e investigación de Ford, un brillante investigador que desde los años 20 ya estaba obsesionado con poder superar los límites físicos que en cuanto a velocidad estaban sometidos los vehículos con neumáticos.
Todos los asistentes se preguntaban cómo era posible que ese vehiculo pudiese desplazarse, incluso (eso imagino yo) no es descartable que alguien pensase que los neumáticos estuvieran escondidos como si de un tren de aterrizaje se tratase. Pero no fue así, nada de eso, para asombro de todos ese extraño ese vehículo no necesitaría ruedas para desplazarse, sino comenzó a levitar unos centímetros del suelo como por arte de magia se tratase
ASÍ CONSEGUÍA LEVITAR
¿En donde residía el truco? La solución que Kucher presentaba se basaban en unas placas circulares situadas en la parte inferior del vehículo a las que denominaron "Levapads". Cada una de estas Levapads estaría conectada a un tubo que impulsaría gran cantidad de aire hacía abajo, el cual rebotaria hacía los Levapads provocando un efecto alfombra que mantendría al vehículo levitando sobre la superficie. Sin embargo, para que el vehículo pudiera mantenerse estable establa sujetado con una cuerda sobre un piso de vidrio totalmente liso.
Desvelado el secreto sobre cómo el Ford Levacard se mantendría a flote, quedaba también la incógnita de saber cómo lo haría para poder desplazarse. Pues en este caso la solución era más sencilla, ya que se recurrió al uso de un motor de turbina para poder desplazar al Levacar de un lugar a otro.
Pero si esto parecía ya sorprendente, más lo eran las cifras que se manejaban respecto a sus capacidades de movilidad. Como he mencionado antes, la obsesión de Kucher era superar lo límites de velocidad a los que estaba sometido un vehículo con ruedas, pues bien, según Ford este sistema permitiría a sus vehículos desplazarse a velocidades que rondarían nada más y nada menos que ¡¡¡los 800 km/h!!!
¿Y verdaderamente era este el futuro que Ford imaginaba? Pues no, Ford no créía que pudisemos viajar a esas velocidades en un cómodo coche familiar, tal y como algunos medios de comunicación estadounidense pretendían dar a conocer. En primer lugar, porque alcanzar esas velocidades para realizar viajes de corta o media distancia era absurdo. Sin embargo, esta solución si podría ser viable para el uso de transportes públicos como trenes o autobuses de largo recorrido, permitiendo así recorrer enormes distancias a velocidades similares a las de un avión, lo cual supondría toda una revolución mundial en temas de movilidad.
Tal vez el proyecto fuera técnicamente viable, pero no se desarrolló por cuestiones de seguridad, imagínate las consecuencias de un choque entre dos Levascars a 800Km/h!
ResponderEliminarAl lobby de los neumáticos tampoco creo que les hiciera gracia la idea.
De todo el proyecto de Ford pudieron salvar el nombre, creo que hubo un Mustang Mach-1.
Un saludo!