Para los amantes de Lamborghini, el Diablo representa uno de los modelos más icónicos dentro de la historia de la marca. Pero lo que muchos tal vez no sepan, sobre todo los que viven fuera de Latinoamérica, es que existe un modelo basado en el Diablo que es menos conocido.
Muchos pueden estar de acuerdo en afirmar que la historia de Lamborghini tiene un antes y un después del año 1998, fecha en la que el grupo VAG acabó comprando al fabricante italiano. Sin embargo, dos años antes de que esto ocurriera, un tal Jorge Antonio Ferreyra (conocido en el mundillo como Joan Fercí, que al parecer suena más artísitico) adquirió los derechos de la marca en Latinoamérica aprovechando de que Lamborghini se encontraba prácticamente en la quiebra. Como consecuencia de estos derechos, el bueno de Fercí podía comercializar preparaciones de modelos Lamborghini y venderlos como vehículos originales del fabricante.
Uno de estos modelos “tuneados” por llamarlos de alguna forma fue el Lamborghini Coalt, un vehículo que no es más que un Lamborghini Diablo creado al gusto del afortunado comprador. ¿Pero qué peculiaridades ofrecía este vehículo? Vamos a tratar de conocerlo mejor.
SU CONTROVERTIDO DISEÑO EXTERIOR
Comenzando por el exterior, la pintura para la carrocería se mezclaría bajo demanda especial, haciendo que cada Lamborghini Coatl sea un automóvil individual. Por ejemplo, el que aparece en estas fotografías recibió 14 capas de pintura para crear un aspecto muy especial, dependiendo del ángulo de la luz sobre la carrocería, el color cambiaría de naranja a rojo y un tinte marrón.
En lo que a la carrocería se refiere, los laterales estaban dominados por grandes tomas de aire que parecen branquias para refrescar el motor y los frenos traseros, mientras que en la parte frontal las entradas de aire del capó y los faros estilizados recuerdan muchísimo al Ferrari F50.
En el techo también puede observarse una toma de aire para trasladar el mismo al compartimento del motor, un tratamiento que también se usa en el Diablo SV y el Diablo GT de edición limitada.
En lo que a la carrocería se refiere, los laterales estaban dominados por grandes tomas de aire que parecen branquias para refrescar el motor y los frenos traseros, mientras que en la parte frontal las entradas de aire del capó y los faros estilizados recuerdan muchísimo al Ferrari F50.
En el techo también puede observarse una toma de aire para trasladar el mismo al compartimento del motor, un tratamiento que también se usa en el Diablo SV y el Diablo GT de edición limitada.
Finalmente el diseño de la parte trasera es más complicado de digerir, ya que el parachoques trasero presenta dos cortes bastantes pronunciados que lo dividen en tres secciones, alojándose los tubos de escapes en las secciones exteriores del mismo. Y a este estrambótico diseño, le acompañaban unos grupos ópticos tipo Lexus que recuerdan mucho a los popularizados durante la época del tuning en España.
UN INTERIOR A MEDIDA
UN INTERIOR A MEDIDA
El interior del Coatl también era un elemento totalmente personalizable para el propietario, tanto, que el volante era tallado por un único artesano partiendo de las medidas exactas tomadas de la mano y dedos del comprador, y lo mismo ocurría con el pedalier y el asiento, que estaba realizado partiendo de un molde de su futuro propietario.
Pero ahí no quedaba todo, ya que el cuero utilizado para el interior también podía teñirse para que coincida exactamente con el pedido del cliente, sus iniciales reales se grabarán en las culatas y el volante, mientras que también se pueden instalar alfombras personalizadas con el nombre del propietario.
SU INTENTO DE PRODUCCIÓN
Este modelo no tuvo la aceptación deseada, ya que solamente consiguieron vender tres unidades, incluyendo uno que montaba un motor potenciado con más de 600 CV. Esto encendió los focos rojos en Lamborghini desde Italia, quienes hasta el día de hoy no reconocen el contrato de Ferci con la "antigua" Lamborghini. Es por esta razón, que el mexicano y su empresa solo pueden construir modelos con base pre-VAG, o sea, desde el Diablo hacia atrás.
Sin embargo, Ferci no se ha dado por vencido y ha tratado por todos los medios de montar su empresa para la fabricación de sus proyectos, llegando incluso a culpar de obstrucción al Grupo Volkswagen. Sirva de ejemplo la fanpage de Facebook de Lamborghini Latinoamérica donde hay mucha actividad y se ven otros productos licenciados con el logo del toro, incluyendo menciones a vinos, relojes, vestuario femenino y hasta criptomonedas, sin dejar de lado una sutil cuota de indirectas hacia Volkswagen, fotos históricas y enunciados un tanto "delirantes".
También se han podido ver algunos bocetos futuristas firmados por el diseñador japonés Daisuke Iguchi, bastante más dignos en cuanto a diseño que el Coatl. Así que de esta guisa, los futuros proyectos de Ferci, como el Alar, el Miura II o el Gran Toro, quedarán esperando hasta que encuentre el apoyo financiero y de infraestructura que le permita materializar todas esas ideas.
Lamborghini Alar |
Demasiado barroco para mi gusto.
ResponderEliminarOpino que es muy difícil personalizar ya una obra maestra de Gandini como el Diablo y es la manera más segura de estropearlo.
Por casualidad estos días ando preparando un post sobre superdeportivos fallidos y algunos han aprovechado elementos Lambo, ahora entiendo que era una manera de la marca del toro para financiarse dado su difícil situación financiera.
Saludos!
Muy buen informe.
ResponderEliminarTuve el dudoso honor de ver el primer Coatl en una exposición en Buenos Aires hace como mil años, quizás el primer Lamborghini feo, el primero de una serie que aún no termina.
Ya no los hacen como antes, cada vez más Lamborghini, cada vez menos Countach.
Lamborghinis eran los de antes.