Inmersos en una intensa carrera hacía la electrificación, de sobra sabes que aunque se nos presente a Elon Musk como el gurú de esta nueva era de movilidad sobre ruedas, ni de lejos ha sido el primero en intentarlo (aunque sí en tener éxito) Así que hoy vamos a repasar uno de estos múltiples intentos fallidos de sacar al mercado un vehículo eléctrico, y para ello viajaremos hasta la Dinamarca de la década de los 80.
En el año 1968 se fundó en Dinamarca la empresa Hope Computers por parte del empresario, escritor y miembro del parlamento danés Thure Barsøe-Carnfelt. En los años 80 Thure se propuso ampliar el campo de acción de la empresa y se adentró en la aventura de crear un vehículo eléctrico que estuviese al alcance de la mayoría de la población.
Tras un primer ensaño con un vehículo biplaza bautizado como Hope Miniel, Thure apostó por realizar un vehículo que fuese apto para cuatro ocupantes.
El resultado final fue el Hope Whisper (susurro de esperanza) un pequeño vehículo de 3,5 metros de largo, cuerpo de fibra de vidrio y, ahora sí, cuatro plazas (aunque las traseras solamente eran aptas para niños) que según las cifras oficiales aportadas por la compañía, tenía una autonomía de unos 120 kilómetros y podía alcanzar una velocidad máxima aproximada de 80 -100 km/h.
Como hemos visto con otras creaciones, el Whisper fue catalogado como “el coche del futuro”, y de hecho, esta afirmación tenía bastante sentido por entonces. Y es que nos encontramos en el año 1983, es decir, en un momento histórico en el que nos estábamos recuperando de la gran crisis del petróleo y con una Guerra Fría que, paradójicamente, se calentaba cada vez más.
De modo que presentar una alternativa de movilidad para el uso urbano que fuese accesible, racional (no había lujos ni extravagancias), y “ecológica” no era nada descabellado.
Sin embargo, las prisas por presentar el vehículo jugaron una mala pasada a sus creadores. Sin que el coche estuviese totalmente terminado, fue presentado en el “ i Fórum” de 1983, sufriendo un pequeño accidente durante el mismo. Y es que, tras quitarse la cortina que lo cubría, el vehículo comenzó una breve prueba en movimiento; tan breve que llegó a recorrer solamente unos 10 metros antes de estrellarse.
Sobre las causas del accidente hay múltiples teorías, pero según la “versión oficial” parece ser que el conductor, que se encontraba en el puesto de conducción cuando el coche estaba tapado, se encontró con innumerables destellos de cámaras fotográficas, más la luz del recinto, por lo que quedó momentáneamente cegado.
Pero lo cierto, es que independientemente de los motivos que causasen el accidente, el mismo no dejó en buen lugar al vehículo en cuestión, por lo que fue tomado a risa por gran parte de la prensa, al que bautizó con el nombre de “No Hope” (sin esperanza)
Momento "tierra trágame" en su presentación. No querría ser uno de los responsables de la marca, o peor aún, el tipo que conducía el coche.
ResponderEliminarEl coche estéticamente, bueno, para mi gusto es casi igual de broma que su presentación. Aún así se aplaude su iniciativa por intentarlo.
Saludos!
Parece ser que le pudieron demasiado las prisas. Y tampoco he conseguido saber con cuanta financiación contaron para el desarrollo del proyecto (aunque siendo el presidente de una empresa fondos debía haber) En fin, ya se sabe, para triunfar hay que fracasar varias veces.
EliminarVaya momentazo digno de "videos de primera" a lo mejor querían hacer un crash test en directo quien sabe, jeje.
ResponderEliminarDe nuevo gracias por la curiosidad.
¡Je, je, je! Los motivos que causaron el hecho quedarán como un misterio sin resolver.
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