Tras cinco días por el desierto, en el que los Pandas ya se han convertido en un elemento más del ecosistema, y cuando la aventura, el riesgo y el cansancio se han convertido en un hábito para sus participantes, toca decir adiós al Panda Raid. El equipo Spit-Panda está solo a un paso de conseguir su propósito de finalizar la competición, sin embargo otro contratiempo inesperado pondrá en peligro su llegada a la meta final... ¿Habrán completado el Panda Raid, o se habrán quedado fuera estando tan cerca de su objetivo?
Amanece en el campamento de Tansikht... Ver salir el sol entre las montañas que rodean este punto es un espectáculo que compensa el cansancio arrastrado por los participantes. Por delante queda una etapa protagonizada por los tramos de pista, dejando atrás las duras etapas anteriores en el que la arena, el agua y las piedras han hecho sufrir de lo lindo a los Pandas.
Los Pandas inician la etapa rumbo a Ouarzazate, una de las ciudades consideradas "puertas del desierto" y protagonista de infinidad de películas. Es una etapa extraña, donde aquellos que han ido desde el principio a luchar por la victoria se desmarcan todavía más de aquellos que han ido a vivir la experiencia. Parece ser que éstos últimos no quieren que el Panda Raid finalice, y los tiempos han pasado a un segundo plano. Hoy, más que nunca, toca disfrutar del paisaje, pararse para hacer fotografías o llevarse algún recuerdo.
Pero una vez pasado Ouarzazate, toca de nuevo ponerse serios, porque los maltratados Pandas tendrán que hacer un último esfuerzo antes de llegar a la capital de Marruecos. Se trata del paso de montaña de Col du Tichka, el paso de carretera más alto de toda África y situado a 2290 metros de altura. Para cruzarlo a los participantes les espera interminables y kilométricas curvas transitadas por camiones, coches e incluso viandantes.
El equipo Spit-Panda disfruta de lo lindo de esta etapa, con una extraña sensación en su interior fruto de la mezcla por la alegría de cumplir el objetivo de finalizar la prueba en su totalidad, y tristeza por saber que esta inolvidable aventura llega a su fin... De repente algo no va bien... Nuestros amigos se percatan de el SEAT Marbella está comenzando a perder aceite de forma preocupante. No podían creerlo, después de cientos de kilómetros y diversos problemas solucionados a base de ingenio todo podía irse al garete con la meta tan cerca... ¿Tan cruél era el destino? ¿Les ocurriría lo mismo que a Carlos Sainz y Luis Moya en el rally de Inglaterra del año 1998? Esta avería no podía solucionarse... Sólo quedaba rezar a Alá y esperar a que el Marbella aguantase hasta la meta.
El paso de montaña ha quedado atrás, David y Daniel están inmersos en el caótico tráfico de Marrakesh en el que los coches se mezclan con motos, bicicletas y carros tirados por burros. El Marbella agoniza cada vez más, pero ahí está, la meta final del Panda Raid que nuestros amigos cruzan entre sollozos de alegría. ¡Objetivo cumplido! Con un Marbella destartalado que adquirieron para después ir transformándolo en una máquina para el desierto sin contar con ningún tipo de ayuda publicitaria o financiera.
La novena edición del Panda Raid ha llegado a su fin. Desgraciadamente algunos participantes se han quedado en el camino, y los que han llegado hasta el final no dudan en inmortalizar el momento para el recuerdo. Llega la noche y toca disfrutar de una buena celebración en el restaurante que la organización ha elegido para el evento, donde no pueden faltar los típicos platos del lugar al son de la música popular.
Sin embargo, para el equipo Spit-Panda la aventura propiamente dicha todavía no había acabado, porque al día siguiente tocaba arreglar la avería para poner rumbo a Tánger, donde embarcarían rumbo a casa. Finalmente, resultó ser una avería de fácil arreglo, y tanto David como Daniel inician sin problema el camino de regreso, donde les esperan sus familiares, seres queridos y amigos deseosos de escuchar sus experiencias.
¡¡¡¡ENHORABUENA!!!!
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