AUTOMODULE. EL EXTRAVAGANTE COCHE ESFÉRICO




En el año 1970 se presentó en Francia un extravagante vehículo que ofrecía un nuevo concepto para la movilidad urbana jamás visto hasta la época. Su forma esférica y sus cuatro ruedas con brazos independientes eran su carta de presentación.




A lo largo de la historia del automóvil (bueno...y también hoy en día) se han podido presenciar múltiples proyectos que trataban de adelantar cómo sería el coche del futuro, y si echamos la vista atrás nos toparemos con ideas que hoy en día pueden parecer alocadas y que nada tienen que ver con los coches del presente. 

Uno de estos disparatados proyectos fue el Automodule, un vehículo fuera de lo común del que te invito a descubrir cosas interesantes en las siguientes líneas.

UN COCHE EXTRAVAGANTE PARA UN MUNDO EXTRAVAGANTE

 

Francia, finales de los años 60. Jean-Pierre Ponthieu es un polifacético artista e inventor que destacaba por sus creaciones dentro del sector más estrafalario de la moda y la estética. En cierto modo, su extravagante forma de ver el mundo nos recuerda al peculiar concepto de belleza de Luigi Colani, al menos eso defendía cuando declaraba que “en este mundo donde todo es banal y feo, debemos saber cómo crear lo bello y lo inusual”

Y aunque en un primer momento no estuviese involucrado con el mundo del automóvil de la misma forma que Colani, a partir de la década de los 60 Jean-Pierre dejó su sello personal diseñando más de 200 automóviles pequeños de filosofía meramente urbana, siendo su creación más llamativA el Automódule, un automóvil futurista con su diseño único y funciones surrealistas que se concibió como el coche del siglo XXI. 




Estéticamente hablando podemos decir de forma simplificada que el Automodule era… Exacto, una gran esfera con ruedas que a más de uno le recordará a una nave espacial típica de cualquier película de ciencia ficción de medio pelo. Pero no nos dejemos engañar, ya que este vehículo escondía algunas sorpresas.




El optar por una carrocería esférica fue la solución a la que se recurrió para conseguir un vehículo espacioso y luminoso para dos personas en el menor espacio longitudinal posible. Además, el hecho de tener la cabina muy elevada facilitaba enormemente la visión del conductor.

SU PECULIAR SISTEMA DE "SUSPENSIONES" 

 

Otro aspecto destacable era su peculiar sistema de suspensiones y ruedas. Al igual que el Alamagny, sus cuatro ruedas forman un rombo, con una rueda en la parte delantera, otra en la parte posterior, y una a cada lado. Sin embargo, estas ruedas no comparten ningún eje entre ellas, sino que cada una cuenta con su particular “articulación” o “brazo” y sistema de suspensión independiente que funciona de manera hidráulica. Así, el Automódule no sólo podía variar tanto su altura total como la altura de uno o varios de sus brazos según se desee, sino que también gozaba de una gran agilidad para moverse por la ciudad, ya que incluso podía realizar giros de 360ª sobre sí mismo.

Más modesta era la motorización que empleó para impulsar a este vehículo. Como su intención era meramente urbana, se empleó un motor monocilíndrico de 250 c.c que limitaba al Automodule a una velocidad máxima de 50 km/h 




Finalmente llegaron a construirse 10 modelos de este singular vehículo, pero todo indica que su creador no realizó este coche con intención de que se convirtiera en un automóvil de producción que pretendiera revolucionar la industria, sino que más bien fue un producto de diseño orientado hacía el mundo de la moda y la extravagancia, parcela donde le fue bastante bien.



Comentarios

  1. No se como te lo montas pero cada vez nos presentas un vehículo mas raruno que el anterior.
    Este balón de playa con ruedas lo tenia visto en la red, pero siempre es un placer conocer los entresijos de su historia de tu mano.
    Me parece un tanto indiscreto, ahí dentro con tanta superficie transparente, no se permitían demasiadas alegrías las parejas , jeje.
    El vídeo es buenísimo!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario