A principios de los años 90, SEAT ya trabajaba en la necesidad de fabricar un sustituto para su veterano Marbella, por lo que firmaron un acuerdo con la japonesa Suzuki para desarrollar conjuntamente un nuevo modelo.
Ambas marcas comenzaron a trabajar en este nuevo modelo que dejaba a la luz un pequeño vehículo de 3,50 metros de longitud cuyo diseño reflejaba líneas muy parecidas a las que por entonces lucían sus hermos mayores, Toledo e Ibiza.
Además, este modelo contaría con una importante novedad: la de ofrecer una puerta trasera en el lado derecho, ganando así practicidad y modularidad. Años más tarde pudimos ver esta fórmula en el Hyundai Veloster.
En cuanto a su motorización, estaría equipado con un tricilíndrico de 1000 c.c y 60 CV de potencia.
La idea de SEAT era que este modelo se fabricase en la planta de Martorell, con el objetivo de producir unas 150.000 unidades al año. Sin embargo, la crisis en la que estaba inmersa el grupo Volkswagen a mediados de los noventa provocó que los japoneses se retirasen de este proyecto de colaboración, lo cual implicó también a la fábrica de Santana en Linares (Jaén) que sería la encargada de fabricar el motor.
De modo que, con la retirada de Suzuki el proyecto fue abandonado... pero no del todo. Porque SEAT continuo por su parte en el desarrollo de este nuevo modelo en colaboración con Volkswagen, el cual dio como fruto los Arosa y Lupo, que comenzaron su andadura comercial en el año 1997. Sin embargo, debido a esta ruptura con Suzuki podría decirse que el grupo VAG llegó algo tarde a la fiesta, ya que por entonces el Renault Twingo (presente en el mercado desde 1992) se había consolidado como máximo referente en el sector.
Por cierto, este prototipo se puede contemplar en la famosa nave A122 de SEAT en Martorell.
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