Nadie puede negar hoy en día que vivimos en un mundo en el que las fronteras que diferencian y distinguen a las distintas culturas y tradiciones se derrumbaron hace tiempo. Hoy en día no tienes que viajar para aprender a bailar tango, por ejemplo, y si quieres preparar un plato típico de tierras lejanas podrás encontrar los ingredientes necesarios en el supermercado de la esquina.
Sin embargo, la cultura también está abierta a evolución y fusión. Por eso no es extraño ver grupos de música que fusionan rock y flamenco, o música clásica y heavy metal. A veces, estas fusiones pueden resultar bastante vomitivas, pero en otras son un regalo para nuestros sentidos.
Con los coches ocurre lo mismo. Tradicionalmente siempre se ha asociado a un país una forma de entender el vehículo que lo diferencia del resto; es su cultura automovilística, por así decirlo, que siempre ha llevado que intrínsecamente asociemos unas marcas o fabricantes con unos valores determinados. Por eso, si decimos Italia pensamos en diseño y belleza, si decimos Francia hablamos de innovación y extravagancia, Norteamérica músculo y potencia, Alemania fiabilidad y sobriedad, etc.
¿Pero qué ocurre cuando un fabricante alemán quiere hacer un coche extravagante? ¿Y cuando un norteamericano quiere hacer un deportivo ligero? ¿O qué ocurre cuando un francés quiere hacer un coche sobrio y fiable? Pues lo mismo, que a veces tenemos coches para el olvido y en otras coches para el recuerdo.
Por eso hoy os quiero hablar de un coche que combina ambas cosas, el "Dome Zero Concept Car" un vehículo que nada más verlo nos hace recordar a esos bellos concept italianos como el Alfa Romeo Carabo o modelos míticos como el Lancia Stratos. Pero no, no se trata de un modelo italiano, sino de un coche japonés que quiso cambiar el wasabi por la pasta. ¿Quieres saber cómo le salió la jugada? Pues sigue atento, porque encierra una historia muy curiosa.
EL PROYECTO "DOME ZERO"
La historia de este peculiar vehículo
comienza en el año 1976 y el culpable de su creación fue un japonés
llamado Minoru Hayashi, que tenía la idea de crear un pequeño súper
coche que fuese capaz de competir en las 24 horas de Le Mans.
El proyecto gozó del beneplácito de
la compañía Dome Co. Ltd, y dos años después el prototipo Dome
Zero fue presentado al público en la 48 edición del Salón del
Automóvil de Ginebra. El Dome Zero había tenido una buena acogida
por parte de la prensa internacional y de futuros compradores
interesados en el proyecto, sin embargo, pronto surgiría un grave
problema que afectó a nuestro protagonista.
Y es que el Dome Zero no cumplía con
los requisitos para poder ser homologado en Japón como vehículo de
producción de calle, por lo que el proyecto no pudo evolucionar más
allá de la fase de prototipo. Lo cierto es que
incluso hoy en día, después de varias décadas, todavía no está
claro por qué el Dome Zero no consiguió pasar los requisitos de
homologación japonesa que, por otra parte, eran muy estrictas por
aquella época, todo hay que decirlo.
Como consecuencia de ello,
el proyecto Dome Zero carecía de los fondos necesarios para
conseguir la deseada homologación, cosa que los fabricantes
nacionales más poderosos no tenían problemas para hacerlo, por lo
que sólo quedaba una solución: abandonar, o reinventarse.
Aunque tuviera aspecto de superdeportivo, hay que decir que
mecánicamente no era una bestia como quería aparentar, ya que su
corazón era un motor de origen Nissan de 6 cilindros en línea y
2.8 litros de cilindrada que generaba una potencia total de 145 CV, todo ello asociado a una caja de cambios manual de 5 velocidades.
Evidentemente no es un motor que asustara, y mucho menos a los
otros deportivos de la época, pero el Dome Zero tenía una gran
baza: su bajo peso que no pasaba de los 920 kilogramos. Traducido, el coche ofrecía una relación peso – potencia
equiparable a los Porsche de la época
Como vemos, la solución final por parte de la compañía fue
reinventar el proyecto, de modo que como en Japón comercializar el
Dome Zero era inviable, ¿por qué no intentarlo en otros mercados?
Fruto de esta idea surgió el posterior proyecto Dome Zero P2, un
vehículo que tomaba gran parte de su antecesor pero con
modificaciones pensadas por y para el mercado internacional;
principalmente el norteamericano.
Y eso ya se dejaba ver en su diseño. Porque para no caer otra vez en la
misma piedra de los inconvenientes de homolagación, al Dome Zero P2
se le añadieron unos antiestéticos parachoques delanteros y
traseros, así como elementos de refuerzo en su estructura.
Con todo, el Dome Zero P2 tuvo una buena acogida tras ser
presentado al público en los Salones de Chicago y Los Ángeles en el
año 1979, con críticas muy favorables por parte de la prensa
norteamericana. Pero lo más importante de todo es que el vehículo
contaba con la deseada homologación para poder ser comercializado,
sin embargo, este hecho no pudo llevarse a cabo debido a
los altísimos costes de producción, lo que hacía que el vehículo
tuviera un precio (recordemos que estamos hablando de finales de los
años 80) de casi 33.000 dólares en el mercado norteamericano.
Pero no todo fueron malas noticias, como he mencionado, el Dome
Zero P2 impactó en el sector, tanto que muchos medios lo catalogaron
como el “Countach de Japón” y numerosas empresas de juguetes
llegaron a un acuerdo con la compañía para crear miniaturas del
aclamado modelo. Pronto, aunque de una forma muy inesperada, el Dome
Zero P2 estaba generando ingresos para la compañía, que por fin vio
como comenzaba a tener fondos para llevar a cabo la gran empresa que
propició su creación.
OBJETIVO, LAS 24 HORAS DE LE MANS
De modo que con el Dome Zero P2 de juguete generando ingresos para la compañía, por fin Minoru Hayashi pudo ver cumplido su sueño de crear una versión que compitiera en las 24 horas de Le Mans. El modelo definitivo fue bautizado como Dome Zero RL.
Sin embargo, el palmarés del Dome Zero RL por la mítica prueba fue bastante penosa; en 1979 no consiguió acabar la carrera, en 1980 lo hizo en el último lugar, y hasta el año 1986 los resultados no fueron mucho mejores, por lo que el mencionado año el proyecto se cerró de forma definitiva.
SU INFLUENCIA EN LA
CULTURA DEL OCIO
Como hemos visto, el Dome
Zero fue un vehículo que pasó con más pena que gloria en lo que al
mundo del motor se refiere, sin embargo, todos sus fracasos dentro
del sector fueron inversamente proporcionales a la gran expectación
y acogida que tuvo fuera de él.
Como prueba de ello,
podemos comenzar diciendo que el Dome Zero era el vehículo en el que
se transformaba Rodimus Prime, el destinado a ser nuevo líder de los
Autobots en la serie Transformer tras la muerte del mítico Optimus
Prime. Sin embargo, el personaje no supo llegar al público como lo
hizo su antecesor, y Optimus acabó resucitando de nuevo.
Y en el mundo de los
videojuegos tampoco se ha quedado ajeno: sus primeras apariciones se
remontan al videojuego para Xbox “SEGA GT 2002”, como premio
especial, y también como vehículo que se puede conducir desde el
inicio del juego en el “SEGA GT Online”
Pero el Dome Zero también
ha tenido su aparición en la mítica saga “Gran Turismo”.
Primero como premio si se conseguía obtener la Licencia
Internacional A con copas de oro en el Gran Turismo 4, después, como
premio por completar la Nostalgia Copa Supercar en el Gran Turismo 5,
y posteriormente también aparece en el Gran Turismo 6, aunque
desconozco si como premio o como coche disponible para su compra.
ResponderEliminarHola Alvaro
muy interesante coche y articulo!
mmm, ¿podriamos establecer paralelismos entre el caso dome y el caso Tucker yanky?, a lo mejor los lobbys de las grandes empresas niponas ya establecidas, vieron en el Dome un proyecto demasiado ambicioso y temiendo por su prestigio, presionaron a las altas esferas para que frenaran su homologación.
En todo caso no pueden molar mas los diseños de los años setenta, lineas en cuña, aristas por doquier, puertas de tijera, faros escamoteables, y que me dices de interiror tan futurista, un autentico placer para la vista.
Yo tuve una miniatura jugetil del Zero en gris y verde, la recuerdo con cariño.
Un saludo.
Hola Xavi!
EliminarPues no había caído en esa posibilidad que comentas, aunque tengo entendido que en el caso del Tucker la cosa fue bastante más descarada. De todas formas, es posible que esté equivocado ya que sólo conozco la historia de este vehículo de pasada. De lo que no cabe duda es que has planteado un tema interesante, y si se pueden buscar más paralelismos daría para un post bastante llamativo y original (ahí lo llevas, por si te animas, jejeje)
Lo triste es que si ha sido tal y como dejas entrever, cosa que no suena a teoría paranoica, tenemos otro ejemplo de cómo los intereses económicos se anteponen ante las ideas y las innovaciones de los más pequeños en perjuicio del consumidor.
Un saludo, y feliz verano ;)
El éxito que tuvo este coche en termino de imagen no estuvo correspondido con el éxito real que tuvo en el mercado. Nunca imagine que montara tan pobre motor. La verdad es que yo conozco este coche por el Gran turismo.
ResponderEliminarSaludos!
Pues sí, es una lástima que este coche no se haya podido comercializar, porque creo que hubiera conseguido formar parte de los vehículos más importantes de la historia del automóvil. Y en cuanto a su motor, parece ser que el punto fuerte estaba en la relación potencia-peso ¿Suficientes para plantar cara a un Porsche, tal y como afirmaban? Sobre sus prestaciones no he encontrado nada, porque sería interesante ver y comparar.
EliminarUn saludo, y feliz verano ;)