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YAYO-TUNING. ASÍ SE PERSONALIZABAN LOS COCHES EN LOS AÑOS 70 Y 80


Desde que el automóvil existe, el modificar su aspecto original cambiando elementos tanto del exterior como del interior, así como el rendimiento mecánico ha sido algo que en mayor o menor medida ha hecho cualquier aficionado del motor. Por supuesto, las modificación de coches también ha sido victima de las malditas modas, y hace unas décadas había elementos que eran vitales instalar si querías que tu coche fuera especial. ¿Te apetece recordar como era el tuning que practicaban nuestros padres en los años 70 y 80?





España, primera década del siglo XXI. El país vive una época de bonanza económica poco vista hasta entonces gracias al crecimiento del sector de la construcción. La tasa de paro es baja en comparación con otros años y los jóvenes que no quieren seguir estudiando tienen en la construcción su principal inserción en el mercado laboral. Como buenos chicos jóvenes que son, el principal desembolso económico que realizan con su primer sueldo es la adquisición de un vehículo, pero necesitan algo más y quieren que sus coches destaquen sobre el resto y que, además, sea único. 

Nace así el tuning, una rama de la cultura automovilistica que se expandió como una plaga hasta tal punto de convertirse para algunos en un verdadero estilo de vida.  Pero por increíble que pueda llegar a parecer, la palabra tuning no es un término que deba asociarse exclusivamente a la mencionada época. No, el tuning existe desde mucho antes aunque dicha palabra no se usara por aquel entonces. Porque por difícil que nos sea de asimilar, nuestros padres también fueron jóvenes y también tuvieron su primer vehículo que no fue ajeno al mundo de las personalizaciones.



Eso sí, el tuning de aquella época poco o nada tenía que ver con los kits de carrocería o los equipos de música capaces de dejar sordos a una ciudad entera. En aquellos años los recursos eran más modestos, pero no por ellos dignos de ser recordados. Por eso, te aseguro que si continúas leyendo este artículo te acordarás de alguno de estos elementos que te llamaban la atención cuando eras un niño pequeño y pensabas que tu padre era el mejor conductor del mundo y su coche el más rápido de la ciudad. ¿Te apetece recordarlos?

LA CONCHA DE MAR EN EL POMO DEL CAMBIO


Antaño, el diseño de los pomos de la palanca de cambios nada tenían que ver con el de los coches actuales. Básicamente, tenían forma circular y estaban totalmente exentos de cualquier adorno metálico o plástico adicional que lo simulara, por lo que resultaban ser bastante sosos y muy convencionales.

Por eso, éste era uno de los primeros elementos que se cambiaba en el interior. Y el diseño que rompía con lo establecido eran esos pomos de cambio con una base de madera o plástico en cuya parte superior se ubicaba una cocha marina cubierta por una superficie transparente que dejaba la concha totalmente visible. Normalmente solían ser recuerdos de la visita a algún pueblo costero que sin duda, le daban al interior del vehículo un toque de “elegancia” y distinción a un precio muy económico.

EL OMNIPRESENTE AMBIENTADOR DE PINO


Actualmente algunos fabricantes nos da incluso la opción de  poder elegir entre decenas de fragancias diferentes para darle al interior de nuestro vehículo un ambiente acogedor y agradable cuando nos subimos en él. Me refiero a esos pequeños ambientadores que se colocan en las rejillas de salida del aire y que desprenden su fragancia concentrada de forma líquida aprovechando la salida del aire por dichos conductos cuando estamos en movimiento.

Sin embargo, hace décadas el ambientador por antonomasia tenía forma de pino que se colgaba del espejo retrovisor interior, y que tenía el olor tan concentrado que una vez que tu padre lo colgaba, el montarse en el coche durante los tres días siguientes podía ser considerado perjudicial para la salud. Por suerte, tu padre solía olvidarse de sustituirlo por uno nuevo hasta que transcurrieran bastantes meses, por lo que se convirtió en un elemento más decorativo que funcional en la mayoría de los casos.

EL RABO DE CONEJO U OTROS ADORNOS


Si tenías la fortuna de que tu padre no fuera de ambientadores, no creas que el espejo interior iba a quedarse virgen de adornos, porque tendría todas las papeletas de ser adornado con el típico rabo de conejo, un amuleto que según las leyendas populares rodeaba al vehículo de un aura protectora invisible que os mantendría a salvo de cualquier accidente. Ríete tu de los airbags. 

Y si tu madre estaba en contra de tener ese objeto asqueroso dentro del coche, no pasaba nada, porque también estaban los clásicos dados de la suerte o rosario en el caso de los más creyentes. Lo que sea para contribuir a la seguridad vial.

EL VINILO DEPORTIVO EN EL PARABRISAS


Aunque también sea un objeto que ha sido típico en el tuning más contemporáneo, los vinilos en la zona alta de la luna delantera fueron muy populares en la década de los 70 y 80 si queríamos darle a nuestro coche un toque deportivo.

Lo habitual era que dichos vinilos estuvieran decorados con el logotipo del taller más conocido de nuestro barrio o haciendo apología de la marca, pero siempre asociado a la más exclusiva deportividad o incluso al mundo de la competición.

LOS ANTINIEBLAS DE COLOR AMARILLO


Para otorgarle un aspecto más agresivo y deportivo al frontal del vehículo, no había nada más efectivo que añadir unas bonitas luces antinieblas de color amarillo. El origen de esta popular moda fue culpa de Renault, que durante varios años, en las versiones más equipadas, dotaba de serie a algunos de sus modelos con este tipo de luces antiniebla, las cuales otorgaban a dichos modelos un aspecto racing sin tener que romper la coherencia estética del coche.

LOS FAROS AL ESTILO RALLY


Pero para quienes las luces antiniebla amarillas no era suficiente, había una solución bastante más exagerada y radical. Se trataba de complementar el sistema de iluminación con los clásicos faros circulares que tan populares se hicieron gracias a las etapas nocturnas de los rallies. El número de faros y la ubicación de los mismos quedaba ya al gusto del propietario.

LA EXTRAVAGANTE TAPICERÍA DE LEOPARDO


Los más atrevidos en dotar al interior de su vehículo de un aspecto más radical no dudaban en cambiar la tapicería original de los asientos por una de corte más agresivo. ¿Y qué hay más agresivo que un voraz depredador felino? Por eso, no era extraño ver coches con tapicerías que simulaban la piel de un leopardo o tigre que, cuando estabas sentado sobre ellos, te hacían imaginar que eras un verdadero depredador del asfalto.

ESOS INCOMPRENSIBLES RESPALDOS DE BOLITAS


Aunque todavía se venden, se han convertido en un elemento casi en extinción en nuestros días, y tal vez, la única forma de verlos sea en el taxi de un anciano conductor. Si bien no favorecen estéticamente, eran muchos los que se hicieron usuarios de estos peculiares respaldos, sobre todo si debían pasar muchas horas tras el volante.

Su función, además de ser supuestamente terapéutica, era la de evitar que las zonas de las nalgas y la espalda llegaran a sudar mucho por el calor (recordemos que por entonces el aire acondicinado en los vehículos no estaban tan generalizados) al crear una zona transpirable entre el asiento y el cuerpo del conductor.

LAS TIRAS ROJAS EN LAS MOLDURAS


Esta era también una de las soluciones más baratas y sencillas que se podían emplear en aquella época para que nuestro coche luciera un aspecto más llamativo. Popularizados por las versiones más vitaminadas (e idolatradas) de ciertos modelos compactos, se trababan de unas simples tiras de color rojo que se pegaban en las molduras de los parachoques delantero y trasero.

LOS PORTARETRATOS EN EL SALPICADERO 


Los salpicaderos de aquellos coches no estaban tan cargados de botones y pantallas como el de los vehículos actuales, por lo que ofrecían un aspecto más diáfano y soso. Una buena solución para hacerlos más personales fue la de aprovechar estos espacios con portaretratos donde podíamos colocar la foto de nuestros seres queridos, santos variados, o suovenirs de dudoso entre otros. Muy populares si hicieron aquellos en los que se ponía la foto de la mujer e hijo/s junto a la frase "papá no corras"



Y hasta aquí mi particular repaso al tuning que practicaban nuestros padres con sus primeros coches. Si rozas la cuarentena como un servidor y tu padre era un enamorado de su coche, seguro que recuerdas con cariño algunos de estos elementos cuando eras muy pequeño. Pero estoy seguro de que habrá más cosas que me he dejado por el camino. Por eso, si se te ocurre o recuerdas algún elemento decorativo que emplease tu padre o que vieses en los coches por entonces no dudes en compartirlo con todos en los comentarios.

Comentarios

  1. Por mi edad recuerdo perfectamente todos esos gadgets de dudoso gusto y mas aun discutible utilidad.
    Me gustaría añadir algunos otros como los guardabarros de faldillas que se colocaban en las ruedas con el logo de la marca.
    También recuerdo una tira de plástico en forma de flecha que tocaba el pavimento, decían que era un antiestatica, pero yo creo que era antiestetica (perdón por el chiste malo) y para evitar los mareos (SIC).

    un saludo.

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  2. Hay algunos que en cierto tipo de coche, como las antinieblas de color amarillo o los faros estilo rally pueden quedar muy bien, pero los respaldos de bolitas o la tapicería de leopardo no hay quien los salve...Ahora no he visto tanto, pero en una época pasada si he visto gente que ha puesto su grupo sanguíneo en los cristales "estilo rally".

    Saludos!

    ResponderEliminar

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